Desde este lunes se han parado los sistemas de climatización en todos los edificios del campus a excepción de donde sea indispensable y se reduce el uso de aparatos electrónicos. Los recortes también afectan al alumbrado.
Con todo, muchos de los estudiantes reconocen que la medida les afecta poco ya que con la COVID-19 es habitual tener las ventanas abiertas, por lo que la calefacción apenas se notaba. "En alguna clase no se nota la calefacción porque tenemos las ventanas abiertas", ha advertido uno de los universitarios encuestados, mientras que otra estudiante afirma que "yo vengo más abrigada a clase porque en algunas hace mucho frío".
Unas medidas “excepcionales” con las que la UIB pretende ahorrar en la factura eléctrica cuyo coste podría alcanzar los 6 millones de euros durante este 2022. "Me parece bien que se tomen medidas para reducir los costes", asegura un estudiante, mientras que otro añade "antes venía abrigada porque hacía frío en las clases".
Asimismo, las medidas de ahorro de la UIB contemplan la instalación de placas solares en los edificios del campus universitario.