El 25 de octubre de 2020 entraba en vigor el toque de queda, limitando las salidas nocturnas de los ciudadanos a cenar o a tomar algo. Durante semanas no se pudo salir a cenar a un restaurante, disparándose los encargos de comida a domicilio.
El toque de queda también afectó a la celebración de las Navidades, impidiendo realizar grandes festejos. Los brindis, las uvas y las celebraciones tuvieron que hacerse en petit comité.
El uso de la mascarilla y la distancia social también han provocado que los saludos sean más fríos, cambiando los besos y abrazos por los choques de puños o codos, además de huir de las aglomeraciones de gente.
Asimismo, son muchos los que temen salir a la calle o que no se quitan la mascarilla en ningún momento por temor a contagiarse del virus.
Por otro lado, las restricciones han fomentado el teletrabajo, el pago con tarjeta y las compras por internet, así como también se realizan más gestiones con la administración de forma telemática o siendo necesario pedir cita previa. Las visitas al médico también se han visto afectadas por estos cambios.
El alto porcentaje de vacunación ha sido clave para poder ir eliminando restricciones y poco a poco recuperar la normalidad. Una normalidad que todavía no se ha alcanzado y que muchos dudan que pueda llegar a recuperarse en su totalidad. Y es que algunos hábitos cogidos durante la pandemia, parece que han llegado para quedarse.