La capacidad de adaptación de los hoteles de nuestra comunidad es incuestionable. La pandemia y un escenario en constante cambio han supuesto tener que ajustar medidas y procedimientos de forma persistente. Un reto que han superado con nota.
Es por este motivo que desde la federación hotelera de Mallorca no se atreven a declarar aún el fin de la temporada turística de este año.
Si bien las reservas nacionales y también las provenientes del Reino Unido se han reducido con la entrada del otoño, se sigue manteniendo un ritmo esperanzador de otros mercados emisores europeos.
A mediados de verano, el mes de septiembre se dibujaba como una meta aceptable en cuanto a alargar una temporada (que si bien era peculiar, significaba el inicio del retorno a una relativa normalidad). Las reservas de última hora se han seguido manteniendo, fieles a la elevada volatilidad característica de las nuevas formas de viajar provocadas por los efectos del covid. Todo ello ha hecho que el mes de octubre la mayor parte de la planta hotelera siga abierta.
Precisamente, la presidenta de la FEHM, María Frontera, ha calificado la temporada turística de "montaña rusa", destacando que "estos meses que hemos tenido de actividad económica han sido positivos porque no eran esperados, sobre todo en Semana Santa".
Con todo, Frontera ha advertido que "no ha habido este repunte o no se ve, a día de hoy, del turismo británico, pero el turismo alemán está respondiendo muy bien".
La facultad de adaptarse a los cambios de forma rápida, y a la vez eficiente, ha propiciado que la temporada se vaya alargando más de aquello que estaba previsto al inicio; aunque sea tímidamente.
Las perspectivas de la próxima temporada 2022 se dibujan esperanzadoras, aunque aún es pronto para hacer pronósticos. El turismo activo supone una de las principales bazas para seguir en la senda de la recuperación. Marcada sin duda por esa capacidad de afrontar los cambios de forma efectiva.