Es decir, todo.
Los datos que aporta el Instituto Nacional de Estadística sobre el Índice de Precios al Consumo no deja lugar a ninguna duda. Frente a la previsión de un aumento del coste de la vida del 0,9% acumulado desde principios de año, en el pasado mes de septiembre ya habíamos superado el 3,6% del IPC.
El precio de encender la luz es ahora 34 veces superior a la previsión de principios de año. Y llenar el depósito de nuestro automóvil está 23 veces por encima de lo que espera el Gobierno al hacer los Presupuestos del Estado del 2021.
Pero eso no es todo. El aceite está 37 veces por encima de la previsión.
El encarecimiento de la lista de la compra -de los alimentos básicos que son de consumo imprescindible- no acaba con el aceite: la carne de oveja se ha encarecido este año un 3,5% sobre el 0,9 previsto, los huevos un 3,6% y el pescado un 3,2%. Y, ya muy por encima, la fruta un 5%, los zumos un 5,6% y los refrescos un 10% ya que, además, han asumido el nuevo impuesto especial a las bebidas azucaradas.
26 de los 65 alimentos considerados esenciales han subido más de lo previsto. Incluso el pan, la margarina, las patatas y la cerveza están en alzas que sobrepasan el 3,3%.
También son ahora más caras las facturas de los fontaneros, carpinteros, pintores y electricistas: un 3,1% sobre el 0,9 previsto. Como los muebles, los utensilios de cocina, las reparaciones en general, los servicios sanitarios y los farmacéuticos.
Los únicos productos que han bajado desde que arrancó el 2021 son los importados que compiten en un mercado libre para captar la atención de los consumidores, sin oligopolios ni precios intervenidos por el Estado.