Todo el proceso ha padecido los habituales retrasos administrativos. El calendario ha avanzado inexorable y el fin del verano ha alcanzado a los hoteleros y a todo el sector turístico sin que sepan aún si vale la pena alargar la temporada durante los meses del invierno.
Una decisión que venía condicionada, entre otros elementos, por los viajes del Imserso, en los que los jubilados que pasan unos días de ocio en diversas zonas turísticas españolas ayudan a mantener las empresas abiertas y los trabajadores activos.
Además, para sumar más confusión, los posibles beneficiarios de estos viajes ya han recibido en sus domicilios las cartas del Imserso que les comunica la puesta en marcha de la oferta social, pero en las agencias correspondientes no han recibido la información de qué poder ofrecer y en dónde. Los viajes del Imserso ni se han puesto aún a la venta… y deberían arrancar en octubre.
En sectores profesionales del turismo balear se lamenta que el programa se activó en julio, “demasiado tarde”, y no se entiende el retraso ya que los pliegos de condiciones son en un 98% igual que los anteriores. Eso sí, las empresas licitadoras solamente tuvieron un mes para presentar sus propuestas, con fecha tope el 5 de agosto. Desde ese momento, el silencio y la nada.
La realidad turística balear no deja lugar a dudas: con el poco margen de beneficio que se consigue con los viajes del Imserso y con las semanas que transcurrirán entre la adjudicación del programa y la llegada de los primeros viajeros, los hoteles no se mantendrán abiertos sin turistas extranjeros y, por tanto, cerrarán.
