A pesar de que el 81 por ciento de los baleares reconoce la importancia del turismo como motor económico de nuestro archipiélago, lo cierto es que el turismo de excesos y de botellón ha hecho mucho daño a la imagen del sector.
Tal y como se desprende del estudio, y en un momento donde el cambio de modelo económico está más presente que nunca, parece evidente que la apuesta de los empresarios por la calidad, antes que por la cantidad, será más necesaria que nunca para ganarse el favor de la población local.
Basta con darse una vuelta por el centro de Palma y charlar con algunos de sus paseantes para corroborar los resultados de la encuesta. "Yo tenía un amigo que no quiso venir a Mallorca porque precisamente su familia se pensaba que venía a emborracharse", señala un joven. Otro transeúnte, más veterano, tira de experiencia en el sector de la hostelería para señalar que "he tenido que tragar a muchos borrachos".
Unos datos que no reflejan otra realidad, la de aquellos visitantes que llegan a nuestra comunidad sin incurrir en ningún tipo de exceso, como el del joven que nos cuenta, a modo de ejemplo, que "es el quinto año que vengo a Mallorca y todavía no he pisado una discoteca".
El informe de la Fundació Gadeso también revela que otro de los aspectos que más preocupa a los residentes es la masificación derivada del turismo, un hecho que, según recoge el estudio, podría aliviarse con una mayor desestacionalización de la actividad turística.