Según ha informado este domingo la Conselleria de Medio Ambiente, el Consorcio para la Recuperación de la Fauna de Baleares (Cofib) y la Fundación Palma Aquàrium han tenido noticia del resto de avistamientos a través de las redes sociales. En algunos de estos avisos, se ha comprobado que algunos ciudadanos han procedido a desenmallar y soltar la tortuga.
La Conselleria ha agradecido "la buena voluntad y la sensibilidad hacia la supervivencia de esta especie", pero ha advertido que "actuar sin asesoramiento veterinario puede poner en riesgo la vida del animal".
El protocolo de rescate de fauna marina catalogada establece que cualquier avistamiento de una especie protegida en dificultades tiene que ser comunicado al 112, encargado de trasladar el aviso a la autoridad competente. En el caso de las tortugas marinas, se pide rescatar el ejemplar para que pueda ser atendido por los técnicos autorizados por la Conselleria pero, en ningún caso, se tiene que intentar desenmallar la tortuga.
De acuerdo con la Conselleria, en muchas ocasiones, el enmallamiento provoca infecciones en las aletas que se pueden extender por todo el cuerpo, suponiendo un peligro mortal si el pedazo de plástico que dificulta la circulación no es extraído por un profesional. Es por eso que desde las instituciones implicadas en el rescate y recuperación de fauna marina catalogada se hace un llamamiento para que se respeten los protocolos en beneficio del bienestar animal.
De acuerdo con la Conselleria, el Cofib, a través del Palma Aquàrium, ha registrado 37 varamientos de tortugas marinas y 21 cetáceos entre enero y junio de este año en aguas de Balears.
El plástico ha sido el motivo de varamiento de cuatro de los 17 ejemplares de tortuga marina recuperados vivos. Estas, estaban enganchadas con plásticos. La flotabilidad positiva se ha dado en otros nueve casos cuando las tortugas han tenido problemas en el aparato digestivo, neumonía o por la ingesta de restos en el mar como plásticos y maderas. En ambos motivos, el plástico les impide zambullirse y, en consecuencia, conseguir alimento. A esta causa la siguen los traumatismos, con tres casos.
Por islas, en Mallorca se han atendido 27 tortugas, cuatro en Menorca, cuatro Ibiza y una en Formentera. Además, en abril se registró un varamiento de tortuga verde (Chelonia mydas) en Mallorca, que fue encontrada muerta. Esta especie es muy poco frecuente en el Mediterráneo occidental y podría haber llegado del Atlántico o del Mediterráneo oriental donde sí que nidifica.
En cuanto a los cetáceos, han entrado 12 en Mallorca, seis en las Pitiusas y tres en Menorca. La mayoría de ellos, 12, son delfines listados. El resto son delfines mulares (2), calderón gris (2), cachalotes (2), ballena gris (1) y dos sin identificar.
La mayoría han entrado por causa desconocida en estado de descomposición. Destaca el avistamiento de una ballena gris primero en Cala Molí, y después en Santa Ponça donde se trasladó el equipo de rescate. Ha sido el segundo hallazgo de esta especie en el Mediterráneo desde 2010. Los expertos creen que se trata de un ejemplar de origen Norte-atlántico desorientado por el deshielo del Ártico y por el aspecto que presentaba, consideraron que posibilidades de sobrevivir eran nulas.
En Alcúdia se atendieron tres delfines que nadaban en grupo en la zona del puerto a escasos metros de la costa. La enfermedad o traumatismo de uno de ellos hizo varar al resto.
Durante estos meses se han encontrado plásticos en el estómago a nueve tortugas y tres cetáceos de los 19 ejemplares analizados. Los datos son parte de la tesis doctoral 'Avaluació de la incidència i l'impacte dels plàstics sobre la megafauna de la mar balear' de Antònia Solomando, que analiza la impronta de estos residuos a las especies marinas.