El gobierno de Alemania acaba de incluir en su lista de regiones europeas a las que no recomienda viajar a las españolas de Cantabria y Cataluña, según indicaciones del Instituto Robert Koch.
Se añadirán a estas zonas consideradas “de riesgo” toda la isla de Chipre y los condados noruegos de Agder y Rogaland.
Paralelamente, los casos de Covid-19 se han disparado en Navarra a 355 registrados este domingo, el doble que los sumados el sábado. Todos ellos relacionados también con el turismo. Más en concreto con los jóvenes regresados desde sus viajes de fin de curso en Salou (Tarragona).
Una circunstancia ésta, la de los viajes de estudios que expanden la pandemia, que se repite en muchos otros puntos de España. Por ejemplo, en Granada se han detectado 289 personas enfermas después de un viaje juvenil a Conil (Cádiz).
En Cantabria, para evitar la propagación, se ha decretado por parte de su gobierno regional el cierre de bares, restaurantes y cafeterías en 16 municipios, localizados en la zona de la bahía de Santander y Torrelavega, epicentro del ocio nocturno de esa comunidad.
De hecho, la alcaldesa de Santander, Gema Igual (PP), acaba de pronosticar que su ciudad “está a punto de cargarse las expectativas de recuperación económica” auspiciadas por la llegada del verano y el regreso del turismo.
Esta situación de retroceso y de inminente peligro de perder la temporada no es ajena a nuestra comunidad. Tras el macrobrote provocado por las fiestas de la plaza de toros de Palma y el descontrol de los viajes de fin de curso, se asoma de forma preocupante la llegada a las zonas más comprometidas de turistas británicos en busca de juerga y jarana, como se ha comprobado ya en Punta Ballena.
De hecho, este fin de semana hemos sumado en Baleares 303 casos activos más, hasta alcanzar los 2.244 y, lo que es más esclarecedor, la tasa de positividad está en el 8’48%, mientras solamente 24 horas antes estaba en un ya elevado 7,4%. Recordar que más allá del 5% se considera ‘zona de riesgo elevado’.
Ante todos estos datos se confirma que las actividades sociales de contacto, los viajes y las fiestas son un caldo de cultivo propicio para el rebrote de la Covid. Y todo ello pone en peligro el regreso del turismo y su consolidación.
