El Ejecutivo ha iniciado este lunes las negociaciones con los representantes del ocio nocturno para comenzar una desescalada que, como se desarrolló en la hostelería y la restauración, también será "prudente".
Según han señalado a Europa Press fuentes de la negociación, aunque quedan pendientes más encuentros la desescalada pasaría por una prueba piloto, que ya se anunció, y que a falta de concretar sería a finales de junio o principios de julio. El inicio de la desescalada como tal no sería, por tanto, hasta agosto.
Las mismas fuentes han resaltado que en este primer punto de la desescalada el consumo en barra seguiría prohibido y pendiente para el avance de las relajaciones, de manera similar a como sucedió con la hostelería. Igualmente, la mascarilla sería obligatoria.
Según han explicado, la complejidad de la desescalada en este sector radica en que supone combinar la reapertura de grandes discotecas con pista de baile con pequeños bares de copas con uno o dos trabajadores, generadores de empleo estable.
De este modo, el objetivo es avanzar en unas negociaciones que permitan garantizar una situación aceptable tanto para las empresas como para los trabajadores, que facilite la recuperación de empleados en ERTE sin que "haya que dar pasos atrás".
Este lunes, tras la reunión del Consell de Govern, el portavoz del Ejecutivo autonómico, Iago Negueruela, ha asegurado que se está trabajando con el sector del ocio nocturno para plantear una desescalada encaminada a una reapertura "a lo largo del verano" sin concretar si esta reapertura comenzaría o se completaría en agosto.