Tener resultados inmediatos es muy difícil, porque no es realista y esto ellos lo saben. Casi todo requiere tiempo y paciencia si realmente lo que pretendes es obtener un resultado de aquello que emprendes o inicias. Normalmente un buen proyecto requiere mucho más tiempo del que calculas al principio. Pero todo esto importaría si fuera esta la intención, cosa que prácticamente nunca ocurre y, lo que se busca, es un efecto inmediato sin preocuparnos lo que realmente pasará. Es más, la inmensa mayoría de las veces ni tan siquiera iniciamos lo anunciado. No importa el resultado a largo plazo, lo que importa es el impacto inmediato. Lo importante es la foto, el titular.
La gestión de la pandemia se ha convertido en claro ejemplo de esta teoría o forma de actuar. No hay ni un solo día que no nos sorprendan con varios anuncios sobre medidas para solucionar todos, absolutamente todos, los problemas que este drama global nos está haciendo vivir. Da igual el color político del anunciante y si está en el poder o en la oposición, el fondo no cuenta, lo que importa son las formas y el tamaño de la idea y/o ocurrencia que nos sueltan como si nos siguiéramos tragando sus mentiras.
Así que anunciar algo con la idea de que vamos a tener resultados inmediatos supone una gran frivolidad, por no decir algo grosero, pero que para ellos no supone nada más que la posibilidad de que en ese momento se hable de ellos, de los buenos que son y lo que se preocupan por nosotros y rezan para que cuando suelten la siguiente ya nos hayamos olvidado de la anterior como si tuviéramos memoria de pez o, simplemente, fuésemos gilipollas.
Pero esta actitud cortoplacista y simplista no es nueva, no, esto forma parte de lo que los de ahora llaman vieja política, aunque ellos, los de ahora, la sigan practicando. La diferencia es que ahora al anunciarlas llevan mascarilla y antes nos mentían a cara descubierta, sin reparos ni pudor.
Nos han prometido tantas cosas que al final no se han cumplido y que el anuncio les supuso dos días de titulares en los medios, que si tuviera que enumerarlas necesitaríamos un par de días y posiblemente no acabaríamos.
Da igual que cargo ocupen, sean presidentes del gobierno, de la comunidad o alcaldes, todos ellos desde sus tronos y pulpitos dorados, con la seguridad de tener un buen sueldo y cobrar pase lo que pase, nos han prometido ayudas millonarias, viviendas a millones, bajadas de impuestos, mascarillas y vacunas sabiendo que no lo iban, no podían o no querían cumplir, pero ellos siguen y siguen y no pararan. Cuando acabe la pandemia ellos seguirán prometiendo y prometiendo porque ellos y nosotros somos así. Como dice el refrán “Prometieron hasta que nos la metieron y una vez que nos la habían metido se olvidaron de lo prometido” y así hasta el infinito.
Salud y besos.