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OPINIÓN/ ¡¡¡Las instituciones públicas están tomadas por alienígenas!!!!

Que conste que no soy uno de esos que le gusta decir “te lo dije” cuando los hechos nos dan la razón, pero, sin que sirva de precedente, esta vez si lo diré: “lo dije”. Mejor dicho “lo escribí”. Y lo escribí hace unos pocos días en este mismo medio: “la cuarta ola no será medica ni sanitaría, será política” y ni el aumento de casos de coronavirus, ni las alocadas decisiones del govern sobre restricciones han restado ni un ápice al protagonismo de la panda de politicuchos que nos gobiernan y los que no nos gobiernan, pero les gustaría.

Ya se veía venir, tras el grandísimo y chapucero intento de asaltar los gobiernos de Murcia y Castilla León.

Tras la vergonzante estrategia del PP de comprar voluntades de políticos sin escrúpulos con el único fin de mantener calentito el sillón y la pasta, claro.

Tras la inesperada e insólita salida del Sr. Vice-presidente 2º del gobierno.

Tras la insensata e inoportuna convocatoria electoral de Doña Ayuso con el único fin de no someterse a una moción de censura y, aunque de forma interina, conservar la presidencia de la comunidad, incluso, con el riesgo sanitario de Madrid como consecuencia de su flaqueza y debilidad a la hora de aprobar medidas.

Tras el grandísimo fiasco de Ciudadanos y el incesante goteo de fugas, dimisiones, traiciones y huidas.

Tras el primer acto de la tragi-comedía protagonizada por el Sr. Cantó, quien, con todos los respetos, cantó, vaya si cantó.

Tras el estelar paseo virtual por los juzgados del prepotente Aznar, Rajoy el que no sabía nada, Arenas, Trillo, Rato y hasta nuestro Matas.

Tras toda esta retahíla de despropósitos, desatinos y chapuzas llega nuestro Hila, Pepe Hila y se pone a cambiar el nombre a unas cuantas calles. Vaya, pa mearse y no echar gota, que dicen en Graná.

Todo el que me conoce sabe de que pie, políticamente hablando, cojeo y, consecuente con mis ideas políticas, estoy totalmente a favor de que se eliminen todos aquellos vestigios y pruebas que nos recuerden la más triste y dolorosa época de la España reciente. Hubiera preferido, sin ninguna duda, centrar todos los esfuerzos en recuperar los centenares de cuerpos enterrados en cunetas y fosas comunes de aquellas y aquellos que fueron brutalmente asesinados y cuyo único delito fue estar al lado de la libertad, la justicia y la igualdad.

En la polémica suscitada por el cambio de estos nombres, no voy a entrar en si ha costado caro, si todos eran franquistas y fascistas o si Toledo tiene muchas cuestas hacia arriba cuando subes y muchas cuestas abajo cuando bajas. Tampoco entrare a opinar si los que han propuesto los nombres son unos ignorantes desconocedores de la historia, ni tan siquiera opinare si las fragatas se llamaban almirante Churruca, Gravina o Cervera o simplemente se llamaban Churruca, Gravina o Cervera. Nada de todo esto tiene importancia.

Bajo mi punto de vista y mi humilde opinión, la cuestión es otra bastante diferente y mucho más importante. Se trata de ¿en que están pensando los políticos?

Estamos en una situación de extrema gravedad en la que nos estamos jugando la vida y el futuro. Los ciudadanos esperamos de nuestros políticos que después de casi 58.000 baleares infectados, 779 baleares fallecidos, casi 85.000 baleares en el paro, casi 36.000 baleares en un expediente de ERTE, más de 320.000 baleares en situación de pobreza de los que más de 34.000 están en situación de pobreza severa, después de todo esto, esperamos que nuestros dirigentes y políticos en general estén volcados y dedicados en cuerpo y alma en ayudarnos a salir de esta situación. Estén trabajando en paliar el sufrimiento de tantas familias y adoptar medidas para que nadie, absolutamente nadie, se quede atrás.

Eso es lo que esperamos de todos estos que lo único que hacen es pelearse por ver quien la tiene mas grande, quien dice la barbaridad más grande y demostrar que los malos son los demás.

En una situación en la que los políticos, todos los políticos, tendrían que estar remando en la misma dirección y con un único objetivo, se pasan el día remarcando las diferencias que les separan, tomando decisiones a salto de mata y en definitiva situándose en una dimensión paralela a la del resto de los mortales y eso, y no los nombres de las calles, es lo que hoy nos ocupa y nos preocupa a los mortales. Los alienígenas (léase clase política) tienen otros problemas mucho más graves, tienen que cambiar los nombres de las calles o poner contadores de arboles como si con eso les fuéramos a dar el desayuno a nuestros hijos o a poder pagar la luz.

Que satanás les premie y aumente el fuego del infierno cada vez que uno de ellos se le acerque.

Actualizado: 14 de marzo de 2022 ,

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