El Parlamento Europeo, a requerimiento de un ciudadano particular de las Illes Balears, ha decidido –con el voto unánime de todos sus miembros, menos los socialistas (¡qué casualidad!)– abrir una investigación al Reino de España por la tragedia sufrida por decenas de niños y niñas que usted y sus compañeros del gobierno del Consell de Mallorca debían proteger y tutelar y que, sin embargo, fueron víctimas inocentes de abusos sexuales y sometidos a prostitución de menores.
Menores de edad desvalidos socialmente, al borde del precipicio del fracaso, hijos de familias desestructuradas y sometidos a la terrible presión de la droga y cegados por el consumismo. Menores de edad que deberían haber encontrado en usted el sentimiento solidario de una madre acogedora, una caricia de apoyo y un salvavidas al que agarrarse ante el naufragio vital que padecen.
Pero aquí, presidenta, el único sentimiento que se ha constatado –y, por cierto, nada positivo– es el de aquellos que, como usted, se ponen de perfil ante los problemas. Y póngale usted nombre a esta manera de actuar.
Manera de actuar por la que también han optado la consellera d’Afers Socials del Govern de les Illas Balears –la señora Fina Santiago– y aquellas ONGs y entidades sociales de boquilla que, por un simple montón de monedas repartidas a través de subvenciones públicas, callan ante la vomitiva realidad que ahora el Parlamento Europeo va, al fin, a investigar de veras.
Su fatuo compromiso ante las innegables responsabilidades que, como presidenta del Consell de Mallorca, debe y ha de asumir en el esclarecimiento, prevención y corrección de todo lo acontecido con los menores tutelados y sometidos a abusos sexuales y prostituidos debemos unirlo al que están protagonizando los grupos Partido Popular y VOX.
Sorprendente es que los políticos que cobran de nuestros impuestos del PP y VOX decidan escaquearse de su trabajo, que consiste en preguntar, interrogar, demandar y exigir dentro de la comisión de investigación abierta a regañadientes por los partidos del gobierno insular en el seno del IMAS. Desde fuera, nada se conseguirá. Desde dentro, aunque seguro que será un trabajo arduo y cansado, se puede quizás intuir alguna verdad.
Señora presidenta:
En estos durísimos momentos, constatamos aún más claramente que antes la existencia de demasiados casos de pasotismo político, de una evidente actitud menfotista para evitar esforzarse y, también, para ni siquiera mancharse ni las suelas de los zapatos con el barro de la crisis provocada por la pandemia.
No es el momento de esconderse mientras otros se están dejando su futuro político destrozado a jirones en la gestión de los estragos provocados por la Covid-19. Estos, los que lo intentan, aunque se equivoquen, al menos se merecen la disculpa ciudadana por el esfuerzo realizado. Otros, los que están esperando a que los que bregan en primera línea acaben incinerados por la realidad y fulminados por la crítica ácido de unos ciudadanos ahogados por la incertidumbre, el temor y la desesperanza solamente se merecen el desprecio social.
Visto cuál ha sido en los últimos tiempos su protagonismo desde la cúspide del Consell de Mallorca, ¿ha hecho usted todo lo que podía o ha preferido dejar que otros compañeros de partido y desde la presidencia de otras instituciones carguen con todas las responsabilidades? Autoevalúese y tome nota, señora Cladera.
