Los agentes estimaron que había más de 700 personas y unos 150 vehículos aparcados que producían molestias sonoras, desórdenes en las vías y hasta un accidente de tránsito. Además, constataron la existencia en la finca de personal de seguridad contratado, lo que evidencia que se trataba de una actividad económica sin autorización previa.
Pese a que los denunciantes alegaron que se trataba de una fiesta de Halloween privada y que por tanto, no necesitaban pedir autorización, también recibieron la denuncia de 9 vecinos de la zona, alegando que este no era un hecho aislado sino que las fiestas multitudinarias se repetían y que hasta se vendían entradas a través de internet.
Dada la trascendencia, volumen de la actividad, carácter lucrativo, ingresos presuntamente obtenidos por los organizadores y molestias de toda clase generadas a los vecinos, se desestimaron las alegaciones presentadas por los denunciantes y se impuso la sanción de 10.400 euros.