La distancia de seguridad que se pide en un bar o restaurante no se aplica, por ejemplo, en el transporte público. De hecho, algunos expertos consideran que el tren de Inca y Manacor podría ser el gran contagiador de COVID-19 en Mallorca. Si bien, la mayoría de pueblos que tienen las cifras de contagiados más altos de la isla cuentan con estación propia de tren y consecuentemente usuarios del mismo.
"No paso miedo a contagiarme pero si es verdad que a según qué horas viene muy lleno, con mucha gente", advierte un usuario del tren, mientras que otro afirma que "con las medidas que se toman en referencia a la Universidad o en los restaurantes, me resulta muy extraño que luego permitan todo esto en el transporte público". "Claro que tengo miedo a contagiarme, vienen muy llenos, si fuera por mí no lo cogería, pero no me queda más remedio", ha lamentado un usuario del tren.
Con todo, la presidenta Armengol aseguraba, días atrás, que "el contagio se produce por los aerosoles, esto es el contagio más fuerte. Los contagios acaban provocando la muerte de los más vulnerables, seamos conscientes y evitemos que contagien a nuestros familiares y que éstos acaben en la UCI, todos hemos visto estas imágenes".
Sobre las aglomeraciones en el transporte público, Armengol señaló que "en el transporte público la gente debe estar en silencio, en un interior siempre hay más posibilidades de contagio, la distancia social, hay que estar a un metro y medio".
Con todo ello, ¿se hace necesario revisar las normativas y restricciones sanitarias en en transporte público isleño? ¿Deben incorporarse más vagones para respetar estas distancias de seguridad? ¿Es ciertamente el tren un supercontagiador de COVID-19?