Por tanto, ¿qué diferencia existiría entre una familia numerosa (con tres o más hijos) y una familia monoparental de al menos dos hijos a la hora de beneficiarse de las ayudas de las instituciones? A priori, parece haber pocas diferencias, pero la ley de familias numerosas, aprobada en 2003, sigue sin incluir estos nuevos supuestos.
La consellera Fina Santiago anunció a bombo y platillo, ya en el mes de septiembre, que se crearía un carnet para familias monoparentales. La idea fue presentada como la verdadera ayuda para aquellos núcleos familiares monoparentales con dos o más hijos, o con un hijo con discapacidad superior al 33 por ciento, ya que se suponía que tenía que equiparar las prestaciones económicas públicas a las que también reciben las familias numerosas. Se trataba de un verdadero globo de oxígeno digno de celebración por parte de todos aquellos que se podían ver beneficiados.
Los motivos de alegría, sin embargo, duraron poco tiempo. En realidad, detrás del carnet de familia numerosa impulsado por Fina Santiago desde el Govern y expedido por Javier de Juan al frente del IMAS no hay ayudas reales. De hecho, nada ha cambiado para las familias monoparentales.
Humo y más humo es lo que se vendió desde la Conselleria de Asuntos Sociales a las cerca de 44.000 familias monoparentales que hay en nuestra comunidad. Familias que agradecerían la exención o rebaja de tasas públicas, deducciones en la declaración de la renta o bonificaciones en la seguridad social, tal y como lo hacen las familias numerosas reconocidas. Una ayuda más que merecida para aquellos que contribuyen a paliar la baja natalidad del país.