Ernest Lluch, Fernando Múgica, Francisco Tomás y Valiente, Germán González, Enrique Casas, Fernando Buesa, Juan Manuel Jauregui, Froilán Elespe, Juan Priede, Isaías Carrasco y Joseba Pagazaurtundua, además de 857 víctimas mortales ha dejado ETA.
El silencio de los corderos camino del matadero cuando ven a todos aquellos que aplauden con fervor a los presos etarras que vuelven a sus casa tras ser libertados por el ministro Grande Marlaska cada fin de semana en las plazas de los pueblos del País Vasco.
El silencio de los corderos camino al matadero de los presidentes de Aragón, Javier Lambán, de Extremadura, Fernández Vara, de la Comunitat Valenciana, Ximo Puig, de Castilla-La Mancha, García-Page y de la baronesa andaluza, Susana Díaz.
Así como también de los ministros de Defensa, Margarita Robles, de Nadia Calviño de Economía, de Campo de Justicia, de Reyes Maroto de Turismo, de Planas de Agricultura, de Rodríguez de Cultura, de Escrivá de Seguridad Social y también del astronauta Pedro Duque.
El silencio de los corderos camino del matadero ante los votos legales, sí, pero ensuciados por ningún arrepentimiento ni ningún perdón de los asesinatos terroristas.
Por los mismos votos que permitirán a Pedro Sánchez seguir, al menos, dos años más en su silla de La Moncloa, pese a que su socio-enemigo Pablo Iglesias le haga, una vez más, la zancadilla traidora por detrás con los herederos asesinos de ETA de Bild.