La realidad de los hechos que protagonizan desmienten absolutamente sus palabras y promesas presentes y pasadas. Entre aquello que predican y aquello que hacen, la ciudadanía comprueba de forma continua una divergencia abismal. Los teóricos principios éticos, morales y políticos que pretendieron hacernos tragar antaño se han convertido ahora, en el presente, en todo lo opuesto de lo que nos sermoneaban. Se han apoltronado ustedes en su doble moral: la que recetan a los demás y la que se aplican ustedes a sí mismos.
Más allá de la propaganda y del maquillaje morado que pretenden ocultar la realidad, los hechos son incuestionables y les retratan. Para muestras, varios botones:
-El señor Pablo Iglesias se ha atrincherado en el privilegio de ser diputado aforado para frenar las investigaciones judiciales sobre la evidencia de que ocultó durante seis meses el teléfono móvil presuntamente sustraído a su amiga muy estrecha y colaboradora Dina Bousselham con imágenes muy íntimas de su relación.
-También usted, señor Iglesias, juntamente con su ministra consorte Irene Montero, han conseguido un muy favorable y excepcional trato hipotecario personal y privado para trasladarse a vivir al palacete de Galapagar a través del mismo banco en el cual se manejan los fondos públicos que el Estado le entrega a su partido Podemos.
-El señor Pablo Echenique, secretario general de Podemos, sigue sentando en su poltrona de diputado en el Congreso pese a haber sido condenado en firme por el Tribunal Supremo por abusar laboralmente de su empleado y hacerle trabajar sin contrato, sin darle de alta en la Seguridad Social, sin respetar sus derechos laborales, fuera de toda normativa y pagándole en negro para evadir sus responsabilidades con la Hacienda pública.
Seguimos. Hay más:
-El límite salarial que nos querían hacer creer que se autoaplicaban sus cargos políticos para estar más cerca de la clase trabajadora ha pasado a mejor vida. Y el número máximo de años apoltronados en un cargo institucional también. Eso ya son palabras y promesas que el viento se ha llevado. Cambios en sus prioridades que, mira por donde, benefician directamente al señor Pablo Iglesias y a la señora Irene Montero.
-También se ha borrado de un plumazo su promesa de impedir la acumulación de cargos entre ustedes. De hecho, el matrimonio gubernamental suma a su sueldo de vicepresidente y ministra, respectivamente, el de diputados en el Congreso, con lo que se llevan cada mes a su palacete de Galapagar –limpios de polvo y paja– cerca de 15.000 euros entre los dos, 170.000 al año, más de 27 millones de las antiguas pesetas. Así seguro que pagar la hipoteca del chalet no les supondrá ningún problema.
Pero arrostran ustedes más juicios penales:
-Alberto Rodríguez, número 3 de podemos tras Iglesias y Echenique, será juzgado por lo penal por agredir a un miembro de la Policía Nacional que le conminaba a cumplir la ley. Orden de la autoridad competente que desobedeció y a la que respondió pateando al agente. Y ahora dirige Podemos.
Para no alargarnos, y ya en el ámbito de nuestra comunidad, simplemente recordar el dislate de la señora De la Concha que, sin despeinarse, nos ha informado a todos los baleares que a ella le es imposible llegar a final de mes sin cobrar el plus salarial de 22.000 euros que se autoregalan los políticos a sí mismos, además de su sueldo de 60.000 euros como consellera del Govern.
Y también que el vicepresidente Yllanes mantiene en su cargo a su directora general Núria Riera, que ha sido puesta en entredicho éticamente por la Oficina Anticorrupción por un sospechoso cambio de domicilio para favorecerse, también, de los susodichos 22.000 euros de plus salarial.
Su marxismo reconvertido –del humorista Groucho, no de Carlos, el padre del comunismo– les ha llevado a adoptar como dogma de fe aquella famosa frase que dice: “Tenemos unos principios pero, si no les gustan, tenemos otros”. Ustedes, que venían a cambiar el mundo, a abrir las puertas de los cielos a los más desfavorecidos, a acabar con los privilegios de los magnates han acabado bovinamente genuflexos, incluso, delante de los hoteleros.
Podríamos seguir con más casos comprobados y ciertos sobre la diferencia que hay entre lo que ustedes, señores mandamases de Podemos, dicen y lo que de verdad hacen. Podríamos, pero lo cierto es que se han instalado ustedes en la hipocresía, en promulgar una cosa y hacer todo lo contrario, en decir digo donde antes decían Diego, en cambiar sus principios según sopla el viento de sus intereses particulares.
La verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero, escribió Antonio Machado. Y la verdad es que son ustedes la casta de la casta. Por mucho que se llenen la boca de frases vacuas, sus hechos les definen. Se aferran a los privilegios y, sin despeinarse ni soltarse la coleta, a través de los medios de comunicación sometidos al Gobierno, intentan hacernos creer todo lo contrario.
La ciudadanía ya no va a tragarse ninguna más de sus ruedas de molino, señores de Podemos. Sus votos, elección tras elección, van disminuyendo. Los desencantados por lo que han hecho ustedes con el 15M van sumando más y más decepciones. Son ustedes, señores de Podemos, más casta que la propia casta. Y lo peor de todo ello es que lo saben perfectamente pero les da completamente igual. Eso sí, bien acomodados en sus poltronas.