Más allá de toparse, cada vez con más frecuencia, con la voz discordante de algunos de los barones del partido, Pedro Sánchez tiene que enfrentarse continuamente al espejo de sus declaraciones, aquellas que le auparon a la presidencia del Gobierno.
Las redes sociales se han llenado de imágenes y vídeos de un Pedro Sánchez algo más joven negando una y otra vez que él nunca pactaría con Bildu. Una línea roja, marcada por él mismo, que ha vuelto cruzar.
Está por ver si el nuevo órgano ideado por el Gobierno en su lucha contra la desinformación y la detección de fakenews, relacionado por muchos con el Ministerio de la Verdad orwelliano, actuará de oficio contra unas declaraciones que deberían haber adquirido rango de contrato, al menos, con sus propios votantes.