Señoras y señores senadores Cosme Bonet, Susanna Moll y Patricia Abascal del PSIB, Vicenç Vidal de MÉS per Mallorca, y Maria Salom, Jorge López y José Vicente Marí Bossó del PP:
A ustedes no les conoce nadie. Y lo saben. Y no les conoce nadie porque, realmente, no sabemos que han hecho ustedes desde sus cargos para solucionar nuestros problemas, porque su labor en beneficio de los ciudadanos de las Illes Balears que les votaron es claramente vacua y prescindible.
Ustedes 15 han conseguido sus acolchadas poltronas en el Congreso y en el Senado ocupando puestos electorales de salida sin demostrar ni ante sus compañeros de partido ni ante sus conciudadanos su presunta idoneidad para el cargo. ¡Qué lejos estamos en España de otros sistemas políticos dónde los candidatos deben superar votaciones primarias en las que son examinados de forma extensa e intensa por los que les van a otorgar su preciado cargo!
El mérito más destacado que les ha impulsado hasta su privilegiada situación es su genuflexa posición ante los mandamases de sus propias formaciones políticas. Por eso solamente a ellos rinden ustedes pleitesía, y no a los ciudadanos, que son los depositarios de la verdadera soberanía nacional.
El régimen constitucional de 1978 blindó la primacía egoísta de los partidos políticos sobre los ciudadanos y, además, la de los dirigentes de estos mismos partidos sobre sus propios militantes. La casta –sí, señores: la casta– ha contaminado a la política española, ha adormecido a la sociedad civil y ha fosilizado los sistemas de control de los cargos electos. La misma casta política a la que algunos de ustedes despreciaban y de la que ahora forman parte con absoluta impunidad ética y moral, y con plena felicidad personal. Referencia: Galapagar.
Pero eso se va a acabar, señoras y señores diputados y senadores de les Illes Balears. La realidad pandémica ha sublimado el movimiento social que desde hace tiempo se está gestando. La ciudadanía está harta, y con razón, de ver pasar a menfotistas políticos cómodamente agarrados a sus salarios públicos mientras ellos –los asalariados, los empresarios grandes y pequeños, los autónomos y los emprendedores– boquean ahogados por la pandemia y, lo que es peor, por toda esa pléyade de culicontentos políticos que viven en una realidad paralela sin mancharse ni siquiera los zapatos con el barro de la crisis.
La sociedad civil dice basta. La sociedad que paga impuestos, que sufre los recortes, que no llega a fin de mes, que espera meses y meses por un simple papel burocrático, que intenta salir adelante pese a ustedes dice basta ya. Clama que esto tiene que acabar.
¿Qué hacen ustedes para cumplir con sus obligaciones? ¿Qué hacen ustedes por los ciudadanos que les han votado? Respondan con sinceridad. Es su obligación y nosotros se lo reclamamos.