En el comunicado, recogido por Europa Press, lamentan estar participando en un "experimento" sin ningún tipo de contraprestación. "Rara es la vez que los ciudadanos nos vemos forzados a sentirnos ratas de laboratorio cuando no lo deseamos y, además, pagamos la factura", aseguran.
Con esa sensación, los hosteleros del barrio del Eixample de Eivissa y del resto del municipio recuerdan que desde mitad de septiembre la obligación pasaba por cerrar a las 22.00 horas con un 25% de aforo interior "y trabajar solo con los vecinos del barrio afectado".
"Incomprensiblemente, fuera de la zona confinada quedaban dos de las tres calles con mayor índice de contagios de Vila, como eran Avenida de España y el Pere Francès, y nunca se nos informó del porqué de esta rara decisión", aseveran.
En el noveno mes del año cerró el Mercat Nou, algo que no ocurrió ni en los primeros meses del estado de alarma en primavera, a lo que los hosteleros suman "decenas de cierres de barres y restaurantes ante la imposibilidad de ser rentables".
Apuntan igualmente que, pese a que se establecieron "medidas duras", se podría haber mejorado la situación de haberse cumplido la normativa. Pero para ello, indican, "hay que vigilar que se haga".
Critican en este punto la falta de controles en la zona, lo que provocó un resultado "obvio", y es que el Eixample se quedaba vacío "mientras que en los barrios aledaños se amontonaba la gente en sus terrazas, lo que ayudaba al virus a continuar su ola de contagios en vez de ponerle trabas".
"En vez de aprender de esta situación, dos semanas después se extendieron las restricciones a todo Vila, pero sin controlar la movilidad de sus vecinos, consiguiendo agravar la situación económica de los pequeños empresarios hosteleros mientras se llenan los locales del extrarradio de la ciudad, concentrando más personas en menos lugares, facilitando al virus a continuar extendiéndose", lamentan.
Ahora, la "guinda del pastel de la indignación" llega cuando tras aprobar un estado de alarma "todavía no anulan las restricciones a las que está sometido el municipio de Eivissa". "Ya han demostrado que el problema no residía en la hostelería de Vila, sino en la actividad social nocturna, la cual está descontrolada sin la presencia de la hostelería".
Con todo, culpan a las autoridades de, en vez de "asumir su fallo e igualar las condiciones con las que puede trabajar toda la isla, siguen en sus trece de empobrecernos sin conseguir combatir el virus y siguen tomando medidas desiguales que fomentan la pobreza y que ayudan a concentrar más personas en menos lugares ayudando a la propagación de la pandemia".
Por todo ello, la exigencia de los hosteleros de Vila pasa por que toda la isla de Ibiza se gestione "como un único distrito territorial para aplicar las medidas restrictivas".
"Pedimos que permitan trabajar a toda la isla en igualdad de condiciones, abriendo hasta medianoche y controlando los aforos y el buen hacer para que entre todos venzamos al virus y salgamos de esta crisis de pie, caminando y con las persianas de nuestros establecimientos abiertos", rematan su reivindicación.
Juan Olmos, uno de los impulsores de la campaña y propietario de dos establecimientos en el centro de Eivissa -Es Mercat, ahora cerrado por "inviable"; y Can Tina-, ha explicado a Europa Press que una vez entraron en vigor las restricciones para la ciudad con la obligación de cerrar a las 22.00 horas, se consiguió que los establecimientos hosteleros del resto de la isla se llenaran.
"Con los establecimientos cerrados aquí, la gente podía irse a otros lugares a sólo tres kilómetros para poder quedarse hasta la media noche. Así, han cortado las alas a la hostelería de Vila pero no han frenado los contagios, han propiciado que haya más al concentrar a más gente en menos lugares", asevera.
Tras "seis semanas de restricciones con los contagios subiendo", insiste en la idea de que el experimento "ha fallado" mientras la hostelería del centro "paga el pato".
Así, incide en la exigencia de que se entienda a toda la isla "como un único distrito en el que todas las medidas sean iguales", ya que en caso contrario, las medidas adoptadas "no servirán de nada".
Olmos ha defendido que el ocio en locales hosteleros es más seguro que el ocio nocturno que se está desarrollando ante el actual escenario de pandemia en domicilios particulares. "El ocio fuera de la hostelería no está controlado. Dentro, hay responsables, los hosteleros, que aseguran que se cumplen las normas".
Después de arrancar este martes la campaña de recogida de firmas entre representantes del sector de toda la ciudad, el colectivo pretende presentarlas ante el Ajuntament este jueves, así como presentar en rueda de prensa sus reivindicaciones.