Con esta idea en mente se forjó la creación de la primera Comicteca de la Part Forana y la segunda de Balears. Diez meses después, y tras enfrentarse a todas las trabas y dificultades asociadas a una pandemia mundial, incluido el cierre de todas las bibliotecas, la Comicteca empezará su actividad de préstamos de ejemplares en el marco de "Sa Fira 2020".
Además de la implicación del departamento de Policía Tutor del Ajuntament de Porreres, el proyecto ha sido posible gracias a la labor de Margalida Roig, bibliotecaria de Porreres, que desde el inicio se volcó en llevar a idea a buen puerto, aportando una de las salas de sus instalaciones que se usaban de almacén y de los pocos cómics que tenía en las estanterías, pasando a ser los primeros en formar parte de la colección y la Comicteca.
La Regidoria de Cultura también vio con buenos ojos la iniciativa y decidió apostar por ella dotando al proyecto de una partida presupuestaria suficiente para acondicionar y amueblar el espacio cedido por la biblioteca y adquirir un primer lote de novelas gráficas.
La Comicteca también ha sido posible gracias a donaciones desinteresadas realizadas por aficionados al arte de la viñeta y compras mensuales llevadas a cabo por el mismo Ajuntament de Porreres.
Durante todo el tiempo que el virus ha mantenido bibliotecas y otros edificios públicos clausurados, se siguieron recibiendo donaciones de cómics y realizando compras y gestiones. Se logró una importante colaboración con Fundació Deixalles, entidad sin ánimo de lucro que favorecer la inserción sociolaboral de personas en situación o en riesgo de exclusión social en Balears, aportando parte de los cómics que llegaban a su organización y de Dolmen editorial, una de las editoriales de cómic más reconocidas en el ámbito nacional.
Y, finalmente, como en muchas historias que suelen recogerse en las viñetas, esta aventura ha conseguido llegar a un feliz desenlace, pese a que la fastuosa inauguración planteada por este nuevo espacio de ocio y cultura para adolescentes y adultos deberá de esperar a que lleguen tiempos más amables para las reuniones sociales.
