Lo que hoy es blanco para una ministra socialista, mañana es negro para un vicepresidente podemita. Y no es esta una constatación partidista de la oposición, sino una realidad recogida por los medios de comunicación de forma reiterada en las últimas horas. Para muestra, dos botones.
El primero de ellos referido a la gestión de los posibles y seguros contagios por la Covid-19 en el ámbito de la enseñanza, ahora que ha llegado el momento de la ‘vuelta al cole’.
La ministra portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, a requerimiento de los periodistas, ha informado que el Ejecutivo al que ella pertenece ha decidido que los padres no podrán acogerse a una baja laboral remunerada si sus hijos son obligados a confinarse en sus casas al detectarse algún caso de coronavirus en su colegio. Solamente lo podrían hacer si es su propio hijo el que está enfermo de la pandemia.
Horas después, el ministro de Derechos Sociales y vicepresidente segundo del mismo Gobierno, Pablo Iglesias, la desmiente en toda regla. Lo que a primeras horas de la mañana era una cosa, más tarde es otra totalmente diferente para el mismo equipo gubernamental que nos tiene que salvar de la pandemia.
El líder podemita señala ante una televisión que el planteamiento de Montero es, literalmente, “inaceptable” y que el Ministerio de Trabajo regulará que los padres siempre podrán acogerse a una prestación económica que compense su necesidad ineludible de dejar de ir a trabajar para poder cuidar de sus hijos en su casa en el caso de que deban aislarse en ella por haberse detectado algún caso de Covid-19 en su colegio, aunque ellos mismos no tengan la enfermedad.
Montero dice que no habrá compensación y Iglesias que sí, además de desmentir el vicepresidente a la propia ministra con el calificativo de “inaceptable”. Ante esto, Pedro Sánchez calla, nadie del Gobierno aclara cuál de las dos versiones es la correcta y los padres y madres no saben a qué atenerse.
Segundo botón: los nuevos impuestos.
Una vez más, la ministra portavoz y –además– ministra de Hacienda del Gobierno de España, María Jesús Montero, a preguntas también de los periodistas, señala que en los futuros e hipotéticos Presupuestos Generales del Estado que ahora se está intentando confeccionar no habrá modificaciones del sistema de impuestos vigente. La razón, muy sencilla: la crisis catastrófica provocada por la Covid-19 no permite ahogar económicamente aún más a empresarios, autónomos y ciudadanos en general. “No podemos ser ciegos a la situación”, acota la ministra.
Pero, otra vez, el vicepresidente Iglesias se acoge impasible a su papel de Pepito Grillo y enmienda la plana a sus propios compañeros de Gobierno, aunque oponentes políticos. En la misma televisión anterior señala que la subida de impuestos pactada entre los hipotéticos sociaos de Gobierno PSOE y Unidas-Podemos se aplicará desde los próximos presupuestos, independientemente de la crisis económica, los miles de empresas cerradas y los millones de parados.
Sobre este desacuerdo tampoco nadie del Gobierno ha dicho nada para saber cuál de las dos versiones es la verdadera y quien está mintiendo. El presidente Pedro Sánchez calla. Ni apoya a su ministra portavoz ni desmiente a su vicepresidente.
Ante esta situación desconcertante y angustiosa, la ciudadanía española ve como los que deben solucionar sus problemas, los ministros, dicen ahora una cosa y dentro de un rato toda la contraria. Y, mientras, la crisis se multiplica y el desempleo sigue creciendo.
