Al margen de esto, la realidad es que los perjuicios de esta situación van mucho más allá de las cuentas de la propia Autoridad Portuaria. Son muchas las empresas –grandes, pequeñas y medianas- y autónomos perjudicados por esta situación.
En este sentido, el estudio realizado en 2015 por la Universitat de les Illes Balears junto con la Cámara de Comercio de Mallorca y la APB señaló que el turismo de cruceros contribuye con 256.678.960 € al VAB balear, lo que supone un 1,04% del total. El valor agregado bruto (VAB) mide el valor total creado por un sector. Es el valor del conjunto de bienes y servicios que se producen en un determinado lugar durante un periodo de tiempo, descontando los impuestos indirectos y los consumos intermedios.
Asimismo, este estudio señala que cada escala de un crucero en Balears genera en términos de media 325.735 € de VAB y 26.996 € de impuestos, y permite mantener a 5.733 personas en sus puestos de trabajo. Hay que subrayar que desde el inicio de la crisis causada por la COVID-19 la previsión de escalas en el puerto de Palma se ha reducido en un 60 %, lo que hará que se pierdan más de 350 cruceros. El gasto medio de un crucerista en tránsito es de 70,2 euros, mientras que el gasto de los cruceristas que viajan en cruceros que tienen como base el puerto de Palma es de 155 €. En estos también es destacable que su estancia media en la isla –ya sea antes de embarcarse o al acabar el crucero- es de 4,2 días..
Estos son datos de 2015, y desde varias entidades ya se ha pedido al Govern balear que se lleve a cabo un estudio económico para actualizar su impacto tanto en la economía como en el mercado laboral. También es importante tener en cuenta la importancia de los cruceros base para la conectividad aérea, un factor de una gran importancia estratégica para Mallorca como destino turístico.