Así lo ha confirmado Estadística con la publicación de los datos de Contabilidad Nacional del primer trimestre, similares a los avanzados a finales de abril.
Con el fuerte retroceso del PIB del primer trimestre, España se asoma a la recesión, ya que para que una economía entre en lo que se considera recesión técnica se requieren dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. En todo caso, se da por hecho una contracción del PIB en el segundo trimestre, mayor a la del primero, debido a que el periodo abril-junio se vio afectado por la paralización de numerosas actividades económicas como consecuencia de la declaración del estado de alarma.
En los tres trimestres precedentes (segundo, tercero y cuarto trimestre de 2019), la economía española venía creciendo a tasas del 0,4%.
En tasa interanual, el PIB del primer trimestre se contrajo un 4,1%, frente al repunte del 1,8% del trimestre anterior. Se trata del mayor retroceso desde el segundo trimestre de 2009, cuando la economía española se contrajo un 4,4% interanual. No se registraban datos negativos de PIB desde finales de 2013.
La demanda nacional restó 3,7 puntos a la variación interanual del PIB en el primer trimestre, 5 puntos inferior a la del cuarto trimestre. Por su parte, la demanda externa restó 0,4 puntos, nueve décimas menos que en el trimestre pasado.
Los datos trimestrales muestran un hundimiento del consumo de los hogares del 6,6%, frente al crecimiento del 0,1% del trimestre anterior. Por el contrario, el gasto público pisó el acelerador entre enero y marzo y creció un 1,8%, su mayor alza en doce años, concretamente desde el primer trimestre de 2008. Por su parte, el gasto en consumo de las instituciones sin fines de lucro y al servicio de los hogares avanzó un 0,8%, cinco décimas más que en el trimestre precedente.
La inversión, por su lado, registró en el primer trimestre su mayor caída en once años (desde el segundo trimestre de 2009), al retroceder entre enero y marzo un 5,7%.
El INE señala que la situación provocada por el coronavirus hace que ciertas variables, como las horas efectivamente trabajadas, sean más relevantes en los momentos actuales a la hora de medir la evolución del empleo. "Se considera que esta variable, frente a los puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, es la que refleja de manera más clara los efectos inducidos en el empleo por el brote de Covid-19 y las sucesivas medidas adoptadas", apunta.
El empleo de la economía, en términos de horas trabajadas, cayó en el primer trimestre un 5% respecto al trimestre anterior. Esta tasa es de menor magnitud que la de los puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo (del -1,9%, lo que supone 2,8 puntos menos que en el cuarto trimestre) debido a la reducción que se observa en las jornadas medias a tiempo completo (-3,1%).
En términos interanuales, las horas trabajadas decrecen un 4,2%, tasa 5,6 puntos inferior a la del cuarto trimestre de 2019. Por su parte, los puestos equivalentes a tiempo completo retroceden un 0,6%, 2,6 puntos menos que en el cuarto trimestre, lo que supone que en un año se han destruido 102.000 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo.