Los remitentes de dicha carta no eran otros que la treintena de entidades sociales y ecologistas que forman parte de la Plataforma contra los megacruceros. En su escrito, critican que la llegada de cruceros esté marcada únicamente por la decisión "de Autoridad Portuaria y las empresas multinacionales de cruceros". La Plataforma contra los megacruceros cree que las instituciones baleares también deben poder pronunciarse al respecte y por ello piden un encuentro con los distintos grupos parlamentarios.
La gestión de la llegada de cruceros se ha convertido en los últimos tiempos en un tema polémico que divide a la sociedad. Unos por creencias y convicciones y otros tantos por desconocimiento, han hecho que cada cual tenga su opinión y la defienda a capa y espada.
Mientras en Mallorca se da coba a la plataforma anteriormente mencionada, en Barcelona (otros de los principales puertos del Mediterráneo) el líder del PSC y primer teniente de alcalde del Ajuntament de Barcelona, Jaume Collboni, afirma que "Barcelona debe ser una base crucerista".
Dos formas de gestionar la llegada de cruceros radicalmente opuestas que contrastan con los tiempos que corren en que la pandemia por el coronavirus hace estragos a nivel sanitario y económico.
Algunos sectores opuestos a la Plataforma contra los megacruceros, en Palma, creen que los argumentos de las entidades sociales y ecológicas por intentar paralizar la llegada de cruceros son "absurdos y falsos". Por su parte la Plataforma tildan la posible llegada de cruceros como un "peligro potencial" en cuanto al contagio de coronavirus.
En una entrevista realizada a Collboni en Metrópoli Abierta, un medio digital de gran repercusión en Barcelona, el interés del Ajuntament barcelonés, es convertirse en puerto base pues "nos interesa aquel crucerista que llega en avión, está más días en la ciudad condal, sale de aquí… Es el que se deja más dinero en la ciudad. Éste es el punto óptimo de un tipo de turismo que no tenemos que descartar en absoluto porque somos una ciudad con puerto".
Así pues, mientras en Barcelona trabajan activamente por acoger la llegada de cruceristas, en Palma hay aun confrontación abierta entre unos sectores y otros de la sociedad. Dos formas distintas de gestionar una misma cuestión...