"El primer cliente fuera de Mallorca era Alemania y también lo era Japón. La caída de ventas del último mes es del 50% porque hay muchos clientes que han desaparecido y el único que ha aguantado un poco es la exportación".
"El aceite tiene una vida alimentaria corta y perder tantas ventas puede significar que haya unos excedentes que no se pondrán vender como aceite de Denominación de Origen".
"Habrá que hacer un llamamiento al consumo privado. Aquí tenemos unos costes de insularidad importantes, con la exportación los costes se multiplican. El valor del aceite es mucho mayor que su precio".
"El aceite de Mallorca está en el nivel de la máxima calidad. Detrás de una botella hay 1.000 personas y el cuidado de las oliveras para contribuir a la sostenibilidad del territorio".