La ausencia de gente parece estar dando un respiro a la naturaleza. Los animales no son los únicos que se están beneficiando de este hecho. Este parón forzado de la actividad comercial y turística por culpa de la pandemia, además de las masificaciones a las que ya los residentes de Balears nos habíamos acostumbrado, y que tanto daño está haciendo a la economía a todos los niveles, solo hay alguien que lo celebra. La 'Madre Naturaleza'.
Tanto es así, que parece demostrar su felicidad regalándonos nuevos escenarios que invitan a la reflexión. En esta ocasión ha sido la playa del Arenal la protagonista de una especie de 'resurección' natural. Esa playa (que con tan solo mencionar su nombre la mente mallorquina visualizaba alemanes pasados de alcohol, altercados continuos, suciedad y, en el mejor de los casos, infinidad de bávaros de mediana edad y jubilados cociéndose al sol), hoy muestra una imagen paradisíaca. Arena blanca y limpia. Un agua con el más precioso de los tonos azules. Una agradable armonía que llama a tomar conciencia del efecto negativo de la masificación y de la contaminación generada por el hombre.
Estas imágenes, grabadas por un residente mallorquín, se suman a la colección de impactantes efectos en la naturaleza surtidos del chance obligado que se le está dando a la naturaleza.