“Antes que nada, espero, y deseo de corazón, que todos estéis bien y con buena salud.
Sabéis que todo ha cambiado. Hace pocas semanas, todos nosotros vivíamos nuestra vida habitual y ajetreada. Ahora, la incertidumbre predomina en medio de restricciones de movimiento y de la actividad que se entremezclan con noticias que informan de la evolución del número de personas infectadas, de fallecidos y, también, de recuperados.
Pero esta es una incertidumbre que no sólo hace referencia a la salud de nuestras familias y amigos, sino que afecta a la seguridad en su más amplio sentido.
Lo primero son las personas y, por eso, sabemos que es prioritario luchar contra la crisis sanitaria provocada por el coronavirus.
Pero ahora, además, lo que está en riesgo es nuestro estado de bienestar.
Por ello, tan importante como mantener la salud de las personas es mantener la salud de las empresas. Están afectadas ya empresas que operan en todo nuestro territorio y en todos los ámbitos de la actividad. Empresas de todos los tamaños, ya sean grandes, medianas, pequeñas, microempresas o autónomos. Y la salud de las empresas repercute en las condiciones de vida de toda la sociedad.
El otro día, en su editorial, el Wall Street Journal sugería que, tal vez, pronto tendremos que enfrentarnos a un dilema terrible: perjudicar gravemente nuestra calidad de vida a través de una extensión del confinamiento o sacrificar la vida de miles, sino millones, de personas a cambio de mantener la actividad económica. Y yo no estoy de acuerdo. Debemos hacer las dos cosas: detener el virus y reducir la duración del shock económico.
Por eso, desde CAEB mantenemos un incesante contacto con CEOE y CEPYME, organizaciones nacionales a las que representamos en Balears, y también con las autoridades sanitarias y con las administraciones a las que estamos haciendo llegar un mensaje muy claro: es un error afrontar la crisis sanitaria conduciendo al país, y a nuestra comunidad, hacia un colapso económico que ya está provocando la destrucción de buena parte de nuestro tejido productivo, y la pérdida de miles de puestos de trabajo afectando, por lo tanto, a de miles de familias en Balears.
Estamos reclamando la suspensión del pago de tributos como el IVA, IRPF o las cotizaciones a la Seguridad Social, para evitar el desastre económico tras la última prórroga del estado de alarma. Y pedimos la suspensión porque ya no cabe pedir aplazar las cargas fiscales porque su tramitación requiere tiempo y muchas empresas están ya en situación de KO técnico y al borde del cierre.
También luchamos para que se aceleren al máximo los mecanismos de liquidez para las empresas y para agilizar la tramitación de los ERTEs y para incrementar el volumen de las líneas de avales aprobados por el Gobierno.
Sé que vivís, y que todos vivimos, esta crisis con especial preocupación. Pero también sé que los empresarios somos especiales. Tenemos una característica que nos define que nos impulsa a mantener el empuje y el coraje para ‘tirar del carro’ de la recuperación, como hemos hecho siempre, porque somos conscientes de nuestra responsabilidad social.
Por eso, y aun siendo totalmente injustos, no os desalentéis por los ataques que se vierten contra el mundo de la empresa. No os desalentéis, ni os desmotivéis. Porque hay una cosa que sabéis y que debe llenaros de orgullo: somos los empresarios los que, luchando con todas nuestras fuerzas, vamos a conseguir que nuestra comunidad salga cuanto antes de esta crisis y que todo vuelva, cuanto antes, a la normalidad que todos deseamos.
Y con la mirada puesta en ese objetivo todos somos necesarios: el personal sanitario, las fuerzas de seguridad del Estado… pero también los empresarios y los trabajadores.
Por eso, a vosotros, los empresarios, os pido que, en estos momentos, sigáis adelante y que no os dejéis vencer por la incertidumbre y las malas perspectivas. Si todos lo hacemos no solo conseguiremos que no se cumpla el peor de los escenarios, sino que seremos capaces de convertir esta tragedia en una oportunidad.
Somos empresarios. Y afrontamos estos difíciles momentos que nos toca vivir con fuerza, y con ganas de luchar. Luchar para transformar. Transformar. Un verbo que los empresarios sabemos conjugar y que ya hemos tenido el coraje de aplicar en situaciones adversas que ya hemos afrontado y superado en el pasado.
Por eso, yo os pido que mantengáis vuestro brío y vuestra fuerza.
Quiero deciros que estoy a vuestra disposición. Al cien por cien. A disposición de todos vosotros. Desde CAEB estamos haciendo todos los esfuerzos para canalizar todas vuestras necesidades. Estamos trabajando sin descanso a favor del diálogo social y codo con codo con los sindicatos y las autoridades.
Y quiero deciros que ahora más que nunca tenemos que estar unidos. Muy unidos. Porque desde la unidad brotan frutos como la ilusión y la fortaleza que por separado es imposible alcanzar.
Vamos a salir de esta crisis y lo vamos a hacer mejor si estamos unidos, os lo aseguro.
Y para conseguirlo, solo tenemos que seguir haciendo, lo que mejor sabemos hacer: crear prosperidad y bienestar para el conjunto de la sociedad trabajando desde nuestras empresas y haciéndolo motivados, con entrega, con todas nuestras fuerzas y desde la responsabilidad y el valor compartido.
Juntos, esta batalla, la vamos a ganar. Ánimo, salud, fuerza, unidad…, ¡y, juntos, adelante!”
