2-La clase política debería de tomar una gran serie de lecciones en estas próximas semanas. Una de ellas pasa por replantearse los ínfimos recursos que dedican año tras año a la ciencia y a la investigación. Si de verdad queremos atar en corto a nuestra salud y avanzar en la elaboración de nuevas medicinas y vacunas, es necesario dar el protagonismo que se merece a todos los científicos e investigadores del mundo. Porque apostar por ellos es apostar por un futuro más limpio y más sostenible, un futuro esperanzador y no distópico. Apostar por la ciencia es igual a progreso.
Del mismo modo, y ya que hablamos de la necesidad de construir un futuro esperanzador, conviene que los políticos también tomen nota de la reducción de la contaminación que se está produciendo en todos aquellos países afectados por el coronavirus, que por desgracia cada vez son más. Se está viendo que muchos de los trabajos que habitualmente se hacen en una oficina, también se pueden llevar a cabo en nuestra propia casa, con lo que se aumenta también nuestra productividad y se facilitan las tareas de conciliación entre las familias. ¿A que esperamos entonces, para impulsar de una vez el teletrabajo? Por último, aunque entiendo que esto es más difícil de entender para la clase política, me gustaría que nuestros representantes vieran esta crisis como una oportunidad para dejar atrás el sectarismo y la intolerancia de una vez por todas, y trabajar todos unidos en un ambiente más solidario. Sé que esto es mucho pedir, y más en un país como el nuestro, pero por pedir que no quede.
3-Si hay algo que también está dejando claro este confinamiento, es la excesiva dependencia que tenemos respecto a la tecnología, un hecho que debería de hacernos pensar más respecto a la estrecha relación que tenemos con los medios tecnológicos. Hablamos de un fenómeno que no es absoluto en nuevo, pero que se ha visto claramente aumentado en estas últimas semanas, tras el comienzo de la crisis del coronavirus. Piensen sino en la cantidad de veces que han usado el móvil, el ordenador o la televisión desde que comenzó el encierro. Algo que tampoco debería de extrañarnos en absoluto, ya que el contacto con nuestros familiares y amigos se ha multiplicado en estos últimos días, de la misma forma que el cine o las series se han convertido en dos de los principales remedios de la población a la hora de combatir el aburrimiento.
4-Y precisamente eso, el aburrimiento, es el otro punto clave que me gustaría señalar de esta crisis. Llevamos más de tres semanas encerrados en nuestras casas, lo que a buen seguro ha propiciado que muchos de nosotros (por no decir todos), nos hayamos aburrido en algún momento. Esto seguramente ha provocado (y provocará) desesperación, hastío e incluso ira en la población. En este punto, creo que una buena solución para combatir el aburrimiento pasa por entender dos aspectos. Por un lado, entender que aburrirse en sí mismo no es malo. De hecho, muchos de los logros culturales de la humanidad se deben a una atención profunda y contemplativa que solo llega mediante el aburrimiento previo, como bien dice el filósofo surcoreano Han. Por otro lado, el hecho de relajar un momento nuestra mente y no pensar en nada específicamente, a buen seguro nos ayudará a replantearnos determinados aspectos de nuestra vida con los que no estamos del todo satisfechos. Así que ya saben, abúrranse de vez en cuando, a lo mejor así solucionan alguna asignatura que les quede pendiente.