Este vino, elaborado con las variedades Merlot, Cabernet Sauvignon y Monastrell con una crianza en botas de roble francés salió al mercado en 2019 y ya obtuvo un meritorio reconocimiento de la Guía Peñín que le otorgó 89 puntos.
Como era de esperar, la evolución en botella ha hecho mejorar a este vino, al que le queda una gran vida por delante.
Esta medalla no viene más que a confirmar este empeño que tiene esta nueva bodega de introducirse en una parte del mercado del vino dónde lo que prima son los vinos bien elaborados y de calidad, y que gusten al consumidor final.
Tras esta distinción, la bodega continua trabajando para poder ofrecer lo mejor de ella misma y con la confianza de que la actual situación le permita cómo estaba previsto inaugurar dentro de dos meses la nueva bodega y dónde se presentarán dos nuevos vinos muy especiales y que ya se podrán considerar de alta gama.