Ha presentado usted a sus compañeros del Consejo de Ministros un proyecto de Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual delante del cual los abogados especializados en la materia del propio Gobierno de España se han llevado las manos a la cabeza. No los grupos de la oposición ni los ámbitos sociales enfrentados a sus políticas partidistas, sino los propios abogados de su propio Gobierno. ¡Ahí es nada! Todo un hito nunca visto en la reciente historia de España el que ha perpetrado usted y su dilecto equipo de fans colocadas cómodamente en el ministerio con pingües salarios y elevadas prebendas económicas. Solo por esto, por esta chapuza legal del proyecto de ley infumable, ya se ha ganado usted un pequeño espacio en los anales de nuestra política patria.
Las incongruencias y los errores del articulado original lo hacían simplemente inaplicable. Era un compendio de inutilidades impropias para un texto legal de un estado constitucional democrático.
El pertinente y vinculante informe del Ministerio de Justicia, además de calificar a su pretencioso proyecto de ley de textualmente “farragoso”, señala que se inmiscuye en y contradice a la vigente Ley Contra la Violencia de Género y que, además, duplica 25 artículos de otras leyes ya vigentes. Vamos, un ejercicio propio del Rincón del Vago de ‘cortar y pegar’ para llenar espacios, en clara confrontación a la técnica jurídica vigente y más propio de la tóxica diarrea legislativa tan querida por advenedizos como usted.
Por si esto no fuera poco, los abogados del Ministerio de Justicia han tenido que dejar bien claro que en el proyecto de la Ley de Libertad Sexual que usted envió al Consejo de Ministros ni siquiera se habían citado correctamente los títulos y capítulos de otras leyes referenciadas y –¡atención, señoras y señores! – tampoco se habían escrito las mayúsculas de los nombres propios de estas mismas leyes referenciadas siguiendo las normas ortográficas de la Real Academia de la Lengua Española. ¡Sin las mayúsculas de los nombres propios! Una muestra más de que nuestro sistema educativo concede títulos de bachillerato y universidad a auténticos analfabetos funcionales.
La traca final del cúmulo de despropósitos de su proyecto de ley, señora Montero, es para quedarse sentado, sin aliento y ojiplático: se ha atrevido usted a redactar una ley que será de obligado cumplimiento por parte de las fuerzas del orden público, la fiscalía y los jueces con palabras inventadas y que no existen en los diccionarios. Para muestra dos botones: ‘interseccional’ y ‘revictimizar’.
Y ante este cúmulo de fehacientes despropósitos, cual señorita malcriada, usted y su grupo de palmeros, acompañados de su vicepresidente matrimonial, se muestran enfurruñados y contrariados. ¿De qué y por qué, señora Montero? Si usted hubiera presentado este desaguisado legal en un examen de cualquier universidad seria de España habría obtenido un esplendoroso suspenso inmediato.
Una de las variables más lamentables de todo este desastre legislativo es que una ley que debía clarificar y puntualizar diversas incongruencias ahora existentes en nuestro corpus legal en el ámbito de la protección y la salvaguarda de la libertad sexual de las mujeres se ha convertido, por sus evidentes limitaciones, en un texto sospechoso y que será aplicado y utilizado en los tribunales con absoluta y comprensible prevención.
Señora ministra consorte:
Curiosamente –y es que en política no hay nada que sea por casualidad– coinciden las prisas por presentar este proyecto de ley ante los ministros y ministras con otra cita partidista de Podemos, su partido. En pocas semanas deberá usted convalidar su cargo y justificar sus últimas decisiones ante sus compañeros morados. Y su lista de incongruencias es elevada y extensa.
Deberá usted explicarles a sus camaradas por qué ellos se trasladan en autobús y usted cómodamente sentada en el asiento de atrás de un coche de alta gama del parque móvil estatal. También por qué ahora su dilecto marido quiere enterrar la limitación salarial que les permitió, como referente político, mostrarse opuestos a la casta, a la que tanto criticaron y a la que cada día se asemejan más. También deberá justificar por qué ahora la limitación del tiempo ostentando cargos institucionales tiene que pasar a la historia, con lo que ya no será negativo que usted misma se fosilice sentada en una poltrona política. Por qué todos aquellos que han osado levantar su voz en el seno de Podemos contra usted misma y Pablo Iglesias han sido expulsados. Y, por encima de todo, deberá justificar por qué vive usted en un chalet de lujo al pie de la Sierra de Madrid, en Galapagar, con piscina, jardinero, cocinera-ama de llaves, nanny ‘full time’ para sus niños, casita para invitados, suelo radiante y pagando una hipoteca conseguida a través del mismo banco que gestiona no sus ingresos particulares sino los de todo el partido. Una hipoteca que ninguno de sus compañeros militantes de base de Podemos nunca habría conseguido obtener.
Doña Irene, ministra:
La verdad es la verdad, la diga el rey Agamenón o su porquero. Y la verdad es que usted ha querido pasarse por el arco del triunfo morado de sus propios bemoles la legalidad constitucional española, ha redactado un texto planfletario y no un proyecto de ley, se lo han frenado y rehecho desde la óptica del Estado de Derecho y la seguridad jurídica y a usted y a su grupo de amiguetes les ha pegado un ataque furibundo de dolor de cuernos.
Señora Montero:
La demagogia de las plazas del 15M casa muy mal con la legalidad. Ya sabemos por sus palabras en momentos anteriores y por su devenir en el seno de su partido que lo que a usted la pone es aplicar las tácticas estalinistas de decapitar a todos aquellos que no quieren comulgar con sus ruedas de molino. Pero, afortunadamente para el resto de los españoles que no la vemos como a una diosa proletaria sino como lo que verdaderamente es, aún queda un ápice de entendimiento y lógica en la administración legal española.
Este desaguisado, seguro, no será el único que usted y su vicepresidente marital protagonizarán en la presente legislatura del gobierno de pacto. Esperamos que usted y el señor Iglesias recapaciten, se frenen y se contengan o que el presidente Sánchez los ponga en cuarenta y régimen preventivo de aislamiento cual si fueran un virus tóxico.