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Son ustedes políticos con dos caras… y ambas falsas

Señor José Hila Vargas, alcalde de Palma, y señor Francesc Dalmau Fortuny, regidor de Mobilitat Sostenible del Ajuntament de Palma:

Son ustedes dos el paradigma de la nueva política que hoy en día toxifica la relación entre las instituciones y la ciudadanía, y que les ha convertido a ustedes, a los políticos, en personas no creíbles.

Una vez más, sus promesas de la pasada campaña electoral han demostrado ser auténtico papel mojado que se va por las alcantarillas. Se llenaron ustedes la boca hace tan solo unos pocos meses con promesas que ahora se demuestran auténticamente vanas sobre la necesidad de incentivar, promover y proteger a nuestro comercio de proximidad, un sector empresarial que es algo más que tiendas abiertas a pie de calle.

El comercio de proximidad, al que acudimos dando un paseo y sin tener que recorrer decenas de kilómetros encaramados en un coche, es el que conforma el esqueleto que sostiene a nuestras ciudades y pueblos. Los comercios, y sus esforzados gestores, son el alma de nuestro devenir diario. Conocemos al tendero de la esquina, al carnicero y al pescadero, también a nuestro proveedor favorito de prendas de vestir y zapatos, al librero que nos recomienda libros que nunca olvidaremos y tantos y tantos otros comerciantes que ya son un miembro más de nuestro cuerpo social.

Y ustedes, con sus iniciativas no reflexionadas y mucho menos pactadas, están poniendo en peligro la supervivencia de estos pequeños comerciantes del centro de Palma. Cerrar al tráfico rodado determinadas calles de la ciudad puede y debe ser, evidentemente, una propuesta que suponga sumar calidad de vida y mejorar las prestaciones del entorno. Sin embargo, la manera en la que ustedes dos están imponiendo este cierre de calles está provocando el estrangulamiento de centenares de comercios. Las cosas se pueden hacer mal, muy mal o, como lo están haciendo ustedes, de forma pésima.

De hecho, los propios comerciantes afectados les han dicho en reiteradas ocasiones de forma directa y, también, a través de los medios de comunicación social que la peatonalización del centro de Palma es un objetivo perfectamente asumible en el futuro y lleno de perspectivas positivas. Pero también les han dicho que es una meta a la que hay que llegar provisionando anteriormente todos aquellos elementos que convertirán el acceso al centro de la ciudad en una experiencia placentera y no en una tortura circulatoria.

Antes que cerrar a las bravas un par de calles hay que organizar un transporte público potente, ágil, económico y eficaz. También hay que construir y abrir los aparcamientos disuasorios de la periferia de la ciudad, millones de veces anunciados y nunca concretados en nada. Asimismo, hay que ampliar los aparcamientos subterráneos del centro y compensar el gasto que supone utilizarlos con bonos, precios adecuados, rebajas y promociones.

Nada de todo lo anteriormente señalado es novedoso ni excepcional. En múltiples ciudades europeas a las que ustedes dos, señor Hila y señor Dalmau, pretenden asemejarse ya lo han hecho y lo hacen. Pero ustedes no. Ustedes han entrado como elefante en una cacharrería. Han trepanado la circulación sin vías alternativas. Han cortado calles y han convertido a barrios enteros en zonas asfixiadas. Y con ello han firmado la sentencia de muerte de los comercios de proximidad.

Nunca habíamos vivido en nuestra ciudad la ejecución de medidas tan dañinas para con el pequeño comercio como las que están ustedes desarrollando. Nunca.

Y, por ello, nunca habíamos presenciado una movilización tan potente y activa como la que han protagonizado los comerciantes del centro de Palma cerrando sus tiendas para hacer bien visible a todo el mundo que aquello que ustedes están perpetrando les conduce a ellos, a nuestros comerciantes, al cadalso de la muerte.

Señor Hila y señor Dalmau:

Peatonalizar es convertir una calle en un paseo. Es posibilitar que los ciudadanos puedan acercarse a la zona en autobús o algún otro medio de comunicación alternativo. Es convertir el ‘ir a comprar’ en el ‘ir a pasear, tomarse un refresco y hacer compras’. Es copiar lo que se ha hecho en ciudades mucho más colapsadas que la nuestra y que han convertido sus centros urbanos en auténticas maravillas para el goce de los comercios, los bares, restaurantes, museos y salas de exposiciones de arte.

Visiten, aunque sea a costa de los fondos públicos municipales de Ciutat, urbes como Londres, París, Bilbao, La Coruña, Viena, Praga, Barcelona, Sevilla y muchas otras y comprueben que, antes de instaurar cortapisas al acceso al centro de la ciudad, se implantan transportes públicos alternativos de máxima eficacia y eficiencia. Todo lo contrario de lo que han hecho ustedes, modificando las líneas de la EMT ante la sorpresa y desconcierto de sus propios usuarios y de la degradación del servicio público.

El comercio de proximidad está en la antesala del patíbulo. Los comerciantes ven pender sobre ellos el hacha que cercenará sus cabezas. Y ustedes dos son los verdugos que la empuñan.

Déjense de experimentos pergeñados desde el interior de despachos totalmente alejados de la realidad. Abandonen sus ideas de bombero y pongan los pies en el suelo. Pisen las calles. Hablen con los ciudadanos y escuchen a los comerciantes. Aunque, sinceramente, vemos una vez más vemos como políticos como ustedes, que toda la vida han cobrado un sueldo público, que nunca han trabajado en la empresa privada, que desconocen cómo funciona de verdad la vida real de los demás, que desconocen absolutamente que es pagar nóminas y levantar cada día la verja de un negocio, han acabado convirtiéndose no en la mano que ayuda sino en el puño que golpea y en el brazo que hunde hasta ahogar al esforzado ciudadano comerciante.

Déjense de estrafalarias iniciativas. Atiendan como se merecen a los comerciantes. Ellos sí son el alma de Palma. Ustedes son solamente aves de paso. No destruyan lo que nos ha costado siglos construir: una ciudad mediterránea, llena de pequeños comercios en los bajos de los edificios y en los que es vital conocer por el nombre al dependiente que te atiende.

Señor Hila y señor Dalmau:

Frenen y den marcha atrás. Ustedes pasarán y no están legitimados para dejarnos un cadáver dónde se encontraron con una ciudad llena de vida y esplendorosa. No están ustedes autorizados a asesinar lo que miles de comerciantes han ayudado y contribuido a crear: nuestra querida ciudad de Palma.

Actualizado: 14 de marzo de 2022 , , , , , , , , ,

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