Pero no crean que esta lentitud afecta solo a grandes empresarios y propietarios, ni mucho menos. El retraso de más de un año que padece la Direcció General de Recursos Hídrics ha obligado a muchos payeses a parar la producción y la actividad de sus fincas y parcelas por falta de documentación pendiente de las administraciones.
Este es el caso de Andreu Mascaró, un payés de Sa Pobla, que tuvo que esperar más de un año y medio en poder arreglar un pozo. Por lo que tuvo, "durante dos años, una parcela de patatas, vacía y sin poder producir, mientras seguía pagando las facturas".
Andreu ha criticado que este retroceso administrativo y la falta de empatía y voluntad política ha empeorado, ya de por sí complicada, la situación del oficio de payés. Normativas cada vez más exigentes, políticas ajenas y un papeleo, cada vez, más complejo, dificultan el día a día del payés.
Además, ha lamentado que, aunque no sea su caso, "muchos payeses se plantean su actividad". Ante tantos obstáculos y tan poco apoyo, son muchos los que dudan si seguir o acaban dejando la profesión. Y ante esto, las instituciones con las manos en los bolsillos.