El Tribunal lo considera autor de un delito de incendio por imprudencia grave, y también le impone una medida de libertad vigilada durante cinco años, en los que se le prohíbe realizar barbacoas ni participar en las mismas.
Mientras esté en libertad vigilada, una vez cumplida la pena de cárcel, también tendrá que participar en programas formativos sobre el medio ambiente y los riesgos del fuego en determinados parajes, y seguir tratamiento médico externo.
De los más de 7 millones de euros en indemnizaciones, 1,14 millones son para diversos particulares -propietarios de fincas afectadas por el fuego- y la mayoría son para administraciones públicas -el Consell, el Govern y el Ayuntamiento de Andratx-.
La defensa, que en el juicio pidió calificar los hechos como una imprudencia leve -y en consecuencia planteaba la absolución-, recurrirá la sentencia. Subsidiariamente planteaba una condena de un año y medio de cárcel. La Fiscalía pedía inicialmente siete años y medio de prisión, pero al concluir el juicio rebajó la petición a cinco años.
El fallo considera probado que el fuego comenzó en los restos de una barbacoa mal apagada que el hombre esparció en una finca, como él mismo reconoció en el juicio.
El hombre deberá indemnizar con 51.559 euros a los Bomberos de Mallorca; y al servicio de carreteras del Consell con 1,02 millones por los desperfectos en la Ma-10, además de 600.000 euros por la limpieza de cunetas, restitución de señales y la cubierta de madera del sistema de contención de vehículos.
Al Govern deberá pagarle 4,3 millones por la extinción con medios aéreos del Ibanat (538.379 euros), los medios terrestres empleados (392.014 euros) y la restauración de la zona (3,37 millones de euros).
Finalmente, deberá abonar 99.360 euros al Ajuntament de Andratx por los daños a los acuíferos de la zona.
El incendio comenzó el 26 de julio de 2013, en una finca en el Camí de Son Jovera, en Andratx. El hombre esparció restos de una barbacoa sin extinguir del todo en un montón de restos de poda, que prendieron y afectaron a la masa forestal colindante.
El hombre necesitaba una autorización del Govern para poder hacer uso del fuego y el terreno y las condiciones meteorológicas eran propicias para generar un incendio forestal. La temperatura era cercana a los 38 grados, la humedad relativa estaba en torno al 35 por ciento y la velocidad del viento era cercana a los nueve metros por segundo. Además, en la zona había hojas de pino secas, matorrales y arbolado, que ardieron con facilidad.
Así, el incendio se propagó con gran virulencia, y tardó varios días en ser extinguido -se consiguió apagar el 30 de julio-. Afectó a la zona suroeste de Mallorca, en el extremo situado más al sur de la Serra de Tramuntana, incluyendo territorio de los municipios de Andratx, Estellencs y Calvià.
El incendio afectó a 2.347,1 hectáreas, de las que 1.278,6 eran parte del Paraje Natural de la Serra de Tramuntana y eran terrenos protegidos; otras 293,6 hectáreas de la zona de la Trama, otra área protegida LIC (Lugar de Interés Comunitariio) y ZEPA (Zona Especial para la Protección de las Aves); otras 535,2 hectáreas comprendidas entre Cala de Ses Ortigues a la Cala d'Estellencs, también LIC; y otras 182,7 hectáreas entre la finca de Es Galatzó y S'Esclop.
La mayor parte de los terrenos afectados (2.246 hectáreas) eran de propiedad privada, y entre los de titularidad pública figuran las fincas de Sa Coma d'en Vidal, Son Fortuny y Galatzó. En la carretera Ma-10, del punto kilométrico 102 al 110, había 42 viviendas, de las que siete estaban sin habitar. Como consecuencia del incendio tuvieron que ser evacuadas unas 750 personas. Se quemaron 4.600 árboles que tuvieron que ser talados.
El juicio se celebró en noviembre y el acusado, como en anteriores ocasiones, reconoció ser el responsable del fuego. "El viento lo jodió todo", se lamentó en la Audiencia Provincial, donde reiteradamente pidió perdón por lo ocurrido.
El hombre insistió en que pensaba que los restos de la barbacoa, que había hecho con dos amigos el día anterior, estaban apagados. Aseguró que los restos estaban "fríos" y "apagados". "No noté que saliera humo ni nada", mantuvo, recalcando que no creyó que hubiera "peligro".
Con una carretilla tiró las ascuas y fue su hermano quien se percató del fuego. El hombre declaró que llamaron a los servicios de emergencias desde el primer momento, pero que los medios de extinción tardaron una hora en llegar. Explicó que intentó apagar el fuego con una manta y cubos de agua, y que pidió ayuda a los vecinos, pero sus esfuerzos fueron inútiles porque "se levantó viento".