El artículo 103 de la Constitución Española, en su apartado primero, dice textualmente: “La Administración Pública sirve con objetividad los intereses generales y actúa de acuerdo a los principios de eficacia, jerarquía, descentralización, desconcentración y coordinación”. Si nos permite, conseller, subrayamos con vehemencia que la administración –de la que usted forma parte– “sirve los intereses generales” con “eficacia”.
¿Cree usted que su Conselleria de Medi Ambient y usted mismo sirven a los intereses generales de la ciudadanía y de la sociedad y lo hace con eficacia cuando está tramitando los expedientes de su Direcció General de Recursos Hídrics con 18 meses de retraso? ¿Con un año y medio de retraso, señor conseller Mir?
Los políticos –usted mismo– no acceden a los cargos públicos institucionales simplemente para calentar cómodamente sus poltronas, aunque algunos parece que así lo hacen. Los políticos –usted mismo– se presentan voluntariamente a las elecciones para, si consiguen el beneplácito de los ciudadanos, servir a aquellos que conforman la sociedad.
Servir a la sociedad.
Servir a la sociedad es promover que las personas que la componen conquisten los mayores grados posibles de confort, comodidad, satisfacción y felicidad. Servir a la sociedad significa que los ciudadanos vivan bien, lo mejor posible. Y en el concepto “vivir bien, lo mejor posible” englobamos el desarrollo económico, la creación y consolidación de puestos de trabajo dignos y bien remunerados, la seguridad, una sanidad general que garantice el mejor estado de salud posible de la población, un sistema educativo que ofrezca el mejor futuro a nuestros hijos e hijas, cultura y ocio de calidad para los momentos de esparcimiento, etcétera, etcétera, etcétera.
La consecución de estos objetivos en los estados democráticos como el nuestro se fundamenta en el buen funcionamiento de las administraciones. El principio de legalidad que define a los regímenes plurales y abiertos exige que estas mismas administraciones actúen controlando y aprobando determinadas iniciativas de los ciudadanos: permisos, licencias, autorizaciones. Pero de ningún modo podemos considerar ni eficaces ni eficientes ni democráticas ni válidas las actuaciones de las administraciones que incumplen sus propias reglas del juego y frenan el desarrollo que impulsa la iniciativa privada.
Tener paralizada la tramitación de los expedientes administrativos un año y medio es un auténtico despropósito. Y eso es lo que está provocando usted en su propia conselleria con su menfotismo pasota. 18 meses de retraso es poner un freno letal a iniciativas privadas que aportarán bienestar y progreso a la sociedad. Y de forma inmediata, contratación de trabajadores para ejecutar estos mismos proyectos. Con lo cual su permisividad asumiendo los retrasos burocráticos no hace más que restar contratos a personas de su propia sociedad que necesitan trabajar para llegar a fin de mes. Pero claro, ese problema –el de los ciudadanos que necesitan trabajar para vivir– parece que les importa poco a los que van cómodamente sentados en los asientos traseros de los coches oficiales.
Señor Miquel Mir:
Consiente usted que en su conselleria se fosilicen cientos de proyectos de inversión privada en la Direcció General de Recursos Hídric. Consiente usted que la parálisis de su departamento impida trabajar a miles de personas. Consiente usted en que decenas de empresas no puedan progresar, contratar, facturar, mover la economía y crear riqueza por su fastidiosa burocracia. Consiente usted ya que no le hemos visto en ninguna ocasión reclamando con vehemencia soluciones al problema que usted permite con su propio pasotismo acomodaticio.
De hecho, han tenido que ser otros los que hayan reclamado una partida especial en los presupuestos ahora vigentes de la Comunitat Autònoma para ampliar la plantilla de técnicos especializados de su departamento para intentar desatascar los trámites de expedientes obturados en su Direcció General de Recursos Hídrics.
Conseller:
Deje de mirar para otro lado. Coja el toro por los cuernos. Acepte la realidad de su departamento. Rebélese contra la parálisis. Aporte soluciones. Dé un paso al frente. Refuerce las áreas de gestión. Desatasque la burocracia de la Direcció General de Recursos Hídrics. En definitva, gánese su sueldo y haga aquello que debe hacer y por lo que cada mes cobra su salario.
Salga de su zona de confort. Solucione los problemas que usted consiente, que son problemas que padece toda la sociedad. Y si no es capaz de hacerlo, deje que otros –quizás más conscientes de su responsabilidad y más capaces– hagan lo que no hace usted.
