Ante la magnitud de las incertidumbres que atenazan el futuro de los españoles como colectivo social y cívico, se requiere de todos nosotros –de ustedes también– que encaucemos de inmediato soluciones valientes. Sin embargo, de forma incomprensible, prefieren seguir genuflexos frente a aquel que les ha hundido en su actual miseria. Sí, de rodillas, boqueando y sonriendo displicentes ante Mariano Rajoy.
La economía se precipita en estos momentos en un ciclo claramente recesionista, con los efectos tóxicos que esta realidad inminente tendrá en el empleo y la creación de riqueza. Las fuerzas políticas centrífugas adquieren, cada elección que pasa, un mayor protagonismo ante la manifiesta incapacidad de los partidos hasta ahora tradicionales para encarar los legítimos requerimientos de la ciudadanía. El edificio institucional español –desde la propia monarquía al sistema autonómico– se tambalea tras años de intentar sobrevivir sin ningún énfasis reformador. La Justicia está sumida en el descrédito por la politización espuria de sus máximos gestores. El sistema educativo naufraga con cifras objetivas de fracaso escolar y abandono prematuro de las aulas que solamente son comparables con las que ofrecen los países subdesarrollados… Y podríamos seguir.
Pero eso a ustedes parece no afectarles en absoluto. Ustedes, señores del PP, siguen aplaudiendo con las orejas al presidente que, por no ser valiente y decidido, prefirió pasar la tarde en un reservado de un restaurante antes que dimitir y dejar el paso expedito a otro militante de su propio partido en el trascendental momento de la moción de censura presentada por Pedro Sánchez.
El ahora presidente en funciones lo dijo claro y alto: “Señor Rajoy, si usted dimite ahora, ahora yo retiro la moción de censura”. Y Rajoy no quiso. Antes que aprovechar la inesperada oportunidad que se abría a su propio partido, prefirió fumarse un puro y hundirles a todos ustedes, señores militantes del Partido Popular. Entonces, ¿por qué le ríen las ocurrencias?, ¿por qué le bailan el agua?, ¿por qué son ustedes tan mentecatos que siguen embobados ante aquel que prefirió su botella y su Marca a dar un paso al lado que habría posibilitado mantener la añorada estabilidad institucional de España y barrar el paso a los que ahora quieren disgregarla?
En la actual coyuntura política, con un Congreso de los Diputados deconstruido en múltiples grupos y micropartidos localistas, y encarando dificultades extremas provocadas por la coyuntura económica, el retraso tecnológico español, la disolución de la solidaridad interregional, la permanencia de seculares desigualdades y la deriva independentista, es el momento de elevar la cabeza desde el bolso y la botella para avizorar un horizonte que realmente sume potencialidades para solucionar deficiencias.
Elevar la cabeza desde el bolso de Soraya Sáenz de Santamaría que, durante horas, ocupó el escaño de Mariano Rajoy en el Congreso de los Diputados mientras se discutía y votaba la moción de censura que descabalgó al entonces presidente de La Moncloa para dejar el paso expedito a un Pedro Sánchez apoyado por un grupo amorfo de populistas podemitas e independentistas centrífugos. Y desde la botella que el ínclito Rajoy y sus palmeros se trasegaron en un restaurante tras una opípara comida mientras en la cámara baja se escenificaba el acto central de la tragicomedia que nos ha llevado a la actual situación de incapacidad fosilizada.
El bolso de Soraya y la botella de Mariano como paradigma de lo que ustedes, señores del Partido Popular, han hecho en los últimos tiempos para defender los requerimientos de sus votantes, en particular, y los intereses de España, en general. Es decir, nada. O, mejor aún: menos que nada. Han sido incapaces de quitarse la venda que les cubre los ojos del sentido común y se han tragado todas las ruedas de molino que, una a una, Rajoy les ha ido endosando.
¿Cómo es posible que Rajoy sea para ustedes un paradigmático estadista cuando prefirió hundir al Partido Popular antes que dimitir para permitirle a un compañero militante intentar seguir gobernando? ¿Cómo es posible que Rajoy se vanaglorie de su mandato presidencial cuando incineró la mayoría absoluta conquistada frente a Zapatero al incumplir todo el programa electoral votado por millones de españoles? ¿Cómo es posible que se refocilen con los chascarrillos de Rajoy cuando su inoperancia y pasotismo abocaron a toda España al precipicio abierto por el secesionismo catalanista?
¿Qué parte de los desastres provocados por Rajoy ustedes aún no han sido capaces de ver? ¿Qué tiene que pasar para que ustedes dejen de tenerle en el ara de las grandes figuras de nuestro país? El síndrome de Estocolmo que padecen ustedes con Rajoy y el marianismo les está sorbiendo la mente, señores populares.
El bolso de Soraya y la botella de Mariano son los símbolos de un gravísimo error de vagancia y felonía. Son los símbolos de un Partido Popular egoísta y mendaz, interesado solamente en su propia comodidad y no en aquello para lo que se crean los partidos: para contribuir, cada uno desde su propia ideología y con la fuerza de su cosecha de votos, en mejorar la vida de los ciudadanos.
Señores del Partido Popular:
Despierten, levántense del sofá, abandonen su zona de confort y hagan aquello que España les reclama. Colaboren en la solución de los problemas y dejen de ser uno de ellos. Dejen de mirarse embelesados en el espejo de Rajoy. Es un espejo falso y distorsionador de la realidad. Es el paradigma de la inoperancia, la mentira y el egoísmo. Y con inoperancia, mentiras y egoísmo ustedes nunca regresaran a la gobernanza de España. O espabilan o pueden terminar como Ciudadanos, ustedes verán…
Dejen ya de lado de una vez y por todas las herencias del marianismo, de Rajoy y de los que medraron bajo las faldas de su singladura patética. Entierren de una vez a su fantasma. Exorcicen sus influencias. Acaben con una etapa aciaga que les ha llevado a ustedes, y a España, allí donde estamos ahora: al borde de un precipicio y de la mano de un suicida.
Tiren a la basura el bolso y la botella. Ustedes, señores dirigentes del Partido Popular, deben y pueden hacerlo. Y los militantes deben exigirlo.