Se trata de un establecimiento con más de 70 años de historia, visitado por nietos ahora convertidos en abuelos que buscan el regalo perfecto para la nueva generación familiar. Paredes tan llenas de juguetes como de ilusión. Mucho más vivas que nunca, sobre todo, ahora en Navidad.
"Desde que la familia cogió el relevo a los antiguos propietarios, hace ahora 20 años, siempre hemos respetado la esencia de la juguetería clásica. No nos hemos especializado en nada, pero tenemos un poco de todo", asegura Lluís Pons, el actual gerente del comercio familiar.
"Disponemos de un amplio catálogo y disponemos de las últimas novedades, algo bastante complicado hoy en día, con la cantidad de imágenes que reciben los niños desde tantos ámbitos", comenta Pons.
El cariño y el asesoramiento personalizado son los grandes atractivos de un establecimiento cuyo nombre ha trascendido los límites de Maó hasta ser reconocido en toda la Isla de Menorca.