Durante la comisión de investigación del Parlamento Británico sobre la quiebra de Thomas Cook, Frankhauser ha pedido disculpas por la caída de la compañía y ha señalado que "siente profundamente el no haber podido salvar" a la empresa, además de defender que trabajó "muy duro" para ganar su salario base y que no recibió ninguna bonificación entre 2018 y 2019.
Al ser preguntado sobre si un rescate por parte del Gobierno no habría simplemente retrasado lo inevitable, Fankhauser ha asegurado que si el plan de recapitalización hubiera seguido adelante, la compañía habría sido una de las compañías de viajes mejor financiadas de Europa.
En este sentido, considera que después de dicha recapitalización, la compañía habría tenido "un nuevo comienzo".
No obstante, ha remarcado que no criticaría al Gobierno del Reino Unido por su decisión de no proporcionar apoyo, pero que el costo del colapso fue "mucho más alto" de lo que la empresa solicitó.
El ex directivo también ha sido preguntado sobre si devolverá las bonificaciones recibidas --la empresa pagó 20 millones de libras (22,95 millones de euros) en bonificaciones a directivos en los últimos cinco años--, pero ha reiterado que trabajó "incansablemente" desde que asumió el cargo en 2014.
Frankhauser ha señalado que la última bonificación recibida fue en 2017, un total de 750.000 libras esterlinas (860.568 euros), de las que el 30% fueron en forma de acciones, "por lo que no podrían ser recuperadas". No obstante, ante la insistencia del Parlamento, ha esgrimido que valorará "qué es lo correcto, pero hoy no", al respecto de la devolución de sus bonificaciones.
Durante su intervención, Frankhauser ha detallado que la compañía estaba en "estrecho contacto" con los organismos gubernamentales del Reino Unido, con alrededor de 100 reuniones en el último año.
Según Frankhauser, esto incluyó una reunión con Grant Shapps, secretario de transporte, el 9 de septiembre, al que le aseguró que los bancos estaban buscando financiación adicional para respaldar el plan de rescate.
En los días previos a su colapso, Thomas Cook "se comprometió intensamente con el Gobierno". Pero el domingo 22 de septiembre -día de la quiebra- la empresa se dio cuenta de que "se enfrentaba a un precipicio".
Frankhauser ha detallado que a las cinco de la tarde de ese día se dio cuenta de que "tenía que tirar la toalla" cuando habló por teléfono con un "alto funcionario" y se enteró de que el Gobierno no apoyaría el plan.