Ante el Tribunal del Jurado de la Audiencia Provincial de Baleares, se ha llegado a un acuerdo de conformidad por lo que se ha reducido la pena inicial que solicitaba la Fiscalía al autor confeso de los hechos, C.P.F., que era de 39 años de cárcel. Se le imputan un delito de asesinato con alevosía (20 años de cárcel), otro de incendio con peligro para las personas (10 años) y otro de lesiones en el ámbito familiar (ocho meses).
En el suceso, el hijo de 22 meses que ambos tenían sufrió quemaduras que afectaron a menos del 10 por ciento de su cuerpo, así como contusiones. Inicialmente, por esto, se le imputaba un delito de intento de asesinato pero se le ha cambiado por uno de incendio con riesgo para las personas. El delito de lesiones se mantiene.
Las penas pecuniarias y las indemnizaciones no se han visto modificadas y se quedan en un total de 201.770. De esta cantidad, 99.990 son para su hijo; 44.000 euros para cada uno de los padres de su expareja y 13.780 para las propietarias de la vivienda por los desperfectos en la misma provocados por el incendio.
Durante su declaración ante la Sala, el hombre ha señalado que "solo iba con intención de marcarla" y que "no quería matarla". "Se me fue de las manos, yo no quería llegar a ese extremo", ha dicho antes de pedir disculpas y decir que no podía asimilar que su hijo "creciera en brazos de otros".
Preguntado por el abogado de la defensa por el acuerdo al que ha llegado mediante el que se confiesa culpable de un delito de asesinato, el hombre ha señalado que lo ha firmado "aunque no pone la verdad" porque "ella no está aquí" y, tras esto, ha vuelvo a pedir perdón porque su hijo vaya a crecer sin su madre.
También ha dicho que es alcohólico y que se había estado emborrachado y drogando antes del crimen.
Sin embargo, según el acuerdo, el asesino y la víctima llevaban un tiempo con una relación inestable. El 28 de junio, mantuvieron una discusión y la mujer le dijo que no quería continuar con él. Así, el hombre se marchó de la casa advirtiéndole de que volvería a matarla. El acusado pasó la noche fuera y a la mañana siguiente, sobre las 7.30 horas, volvió a la casa con un litro de gasolina, decidido a acabar con la vida de la mujer.
Tal como recoge el acuerdo, el hombre sabía que el niño dormía con la madre habitualmente y se aprovechó de que al ser muy temprano sus víctimas todavía no se habrían despertado. Sin embargo, para entrar en la vivienda tuvo que golpear fuertemente la puerta porque la mujer la había cerrado por dentro con un alambre la noche anterior por precaución. El ruido alertó a la mujer, que salió de la habitación y se encontró con el acusado. En ese momento la roció deliberadamente con gasolina al pie de la puerta del dormitorio y le prendió fuego con un encendedor.
El hombre era consciente de que de este modo dejaba a la mujer sin posibilidad de defenderse y aumentaba "inhumanamente" su dolor. En el juicio ha admitido que eligió este método porque sabía que iba a ser doloroso. También sabía que el fuego se podría propagar rápidamente y alcanzar al menor, que estaba durmiendo en el dormitorio.
Tal como ha admitido por escrito, la mujer, envuelta en llamas, corrió a coger al menor y saltó al exterior, con él en brazos, por la ventana de la habitación. Consiguió escapar del lugar con el niño y la perra de la familia conduciendo su propio coche hasta la casa de su madre. Llegó gravemente afectada por las quemaduras, pidiendo auxilio. "Mamá, me muero, me ha quemado, me muero de dolor", dijo a su madre.
Según recoge el acuerdo, la mujer no perdió en ningún momento la conciencia, por lo que tuvo que padecer "un extraordinario sufrimiento tanto físico como psíquico". Cuando los servicios sanitarios llegaron la tuvieron que sedar con gran cantidad de medicación, y aun así no fue suficiente y se tuvo que aumentar la dosis al llegar al hospital.
La mujer sufrió quemaduras en el 80 por ciento de su cuerpo, con quemaduras de segundo grado profundo en las piernas que forzaron un traslado urgente al Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. Tras múltiples intervenciones, acabó falleciendo el 8 de agosto de 2016. Tenía 34 años.
El juicio estaba originalmente previsto para marzo de 2019 en la Audiencia Provincial, y se adelantó a noviembre de 2018, pero al inicio de la sesión fue aplazado para que fuera juzgado por un Jurado.
La causa tuvo que ser devuelta al Juzgado de Instrucción tras la petición planteada por Fiscalía, a la que se adhirió el abogado de la Comunidad Autónoma --el Govern se persona como acusación en todos los procedimientos de violencia machista-- y el letrado de las propietarias de la casa donde ocurrió el crimen.
La Fiscalía argumentó que todos los hechos "forman parte de un único relato" y que el tribunal encargado debería ser un jurado porque uno de los delitos --el asesinato consumado-- es de su competencia. También alertó del riesgo de tener que repetir el juicio si se recurría la sentencia por este motivo.
El abogado de la acusación particular se opuso asegurando que la familia necesita "poder pasar página". La defensa también lo rechazó, avisando de que el cambio podía suponer un año de demora "en el mejor de los casos".
El acusado estuvo presente en esta vista. Recorrió el patio del Palacio de Justicia con una capucha y en la sala se tapó la cara ante las cámaras.