El flamante presidente de la cámara balear, Vicenç Thomàs, ha regresado de vacaciones y se ha encontrado su palacete lleno de obreros y andamios.
Susana Hernández recrea y guioniza desde la ficción el estrés que embarga al presidente Thomàs.
El presidente del Parlament, Vicenç Thomàs, se dirige al emblemático edificio para dar comienzo a una nueva jornada laboral tras su vuelta de vacaciones.
Vicenç Thomàs camina tranquilo y relajado, de traje y maletín en mano, mientras tararea alegremente una canción.
En un momento dado, al pasar por la sala de los Pasos Perdidos, se detiene al ver que ésta se encuentra repleta de andamios.
VICENÇ THOMÀS
(Escandalizado)
¿¿¿Qué ocurre aquí???
OBRERO
(Dejando su trabajo para responderle)
Son las vigas, señor, están tremendamente corroídas y deformadas. Es culpa de los baños de arriba, que llevan años filtrando aguas fecales. Nos han convocado de forma urgente para solucionarlo.
VICENÇ THOMÀS
¡¿Y por qué yo no sabía nada de esto?!
(Acercándose a él, esquivando escombros a su paso y sosteniendo el maletín sobre su cabeza para evitar que se le llene el pelo de polvo)
¿Cuánto os llevará?
OBRERO:
(Rascándose la nuca)
Pues no sabría decirle, la verdad… Es una situación muy grave, llevará su tiempo.
VICENÇ THOMÀS
¡Pero no tenemos tiempo! ¡El primer pleno del Parlament es el día 5! ¡No queda nada!
OBRERO:
Para entonces lamento decirle que seguiremos en pleno proceso.
VICENÇ THOMÀS
(Colérico)
Quiero hablar con el encargado. ¡Exijo que se detengan estas obras de inmediato!
OBRERO
(Con calma)
Señor, yo soy el encargado. Y, lo siento, pero si no apuntalamos pronto las vigas, éstas no tardarán mucho en derrumbarse.
Vicenç Thomàs se marcha de allí echando chispas y se dirige a su despacho.
VICENÇ THOMÀS
(A su secretaria, entre dientes, con rabia)
¡Trae a Picornell!
(Cerrando su puerta de un portazo)
El segundo presidente de la cámara autonómica durante la IX legislatura del Parlament, Baltasar Picornell, entra en el despacho de Vicenç Thomàs.
Balti viste una camiseta azul a cuadros y lleva su largo pelo recogido en un moño. Saluda a Vicenç de forma casual, con una sonrisa.
BALTI
(Jovial y con un deje burlón)
¡Vicenç! ¿Qué pasa? ¿Tan insoportable era el Parlament sin mí que me has hecho venir hasta aquí?
VICENÇ THOMÀS
(Con el semblante serio, manteniendo la formalidad)
Siéntate.
(Señala una de las sillas frente a su escritorio)
BALTI
(Toma asiento y comienza a repiquetear sus piernas con las manos. Ante el silencio de Vicenç Thomàs, decide hablar)
Menuda la que te tienen liada ahí fuera, ¿eh? Lo de las obras, me refiero.
VICENÇ THOMÀS
(Enrojece al instante y se le hincha la vena de la frente)
Vaya, no me digas, ni lo había notado.
BALTI
(Ríe un poco)
Intuyo que es por esto por lo que me has hecho venir, ¿eh? ¿Qué? ¿Solicitas mi experiencia como carpintero metálico? Porque, si mal no recuerdo, antes te parecía una gilipollez.
VICENÇ THOMÀS
No, Baltasar, ¡lo que quiero es que me lo soluciones! Los baños del piso de arriba llevan años… ¡soltando mierda! ¡Todo cuando tú todavía estabas aquí! ¡¿Cómo no lo viste?!
BALTI
(No puede aguantar una risa)
Oh, venga, tienes que admitir que es gracioso. Nunca me habría imaginado al gran Vicenç Thomás, el peripuesto y serio president, diciendo la palabra “mierda”.
(Ante la mirada de odio de Vicenç Thomàs)
Vale, vale, no te van las bromas, lo capto. Pero, Vicenç, no me fijé por el mismo motivo por el que no lo hiciste tú. ¡No podía saberse sin retirar el falso techo! A ver, ¿qué te han dicho los arquitectos que ocurre?
VICENÇ THOMÀS
(Cogiendo un informe)
Pues es que ni si quiera lo entiendo. Dice algo de una degradación por corrosión expansiva de sus perfiles metálico… que han experimentado exfoliaciones… perdidas de masa… reducción de su sección resistente…
(Se rinde y deja el papel)
No lo sé, no tiene ni pies ni cabeza.
BALTI
A ver, déjame.
(Coge el informe y lo lee por encima)
¿Traducción? Estás jodido.
VICENÇ THOMÀS
(Desesperado)
¿Y qué puedo hacer?
BALTI
(Señalándose a sí mismo)
Pues, hombre, tienes a un super super carpintero metálico aquí mismo.
VICENÇ THOMÀS
¡¿Tú quieres ocuparte de las obras?!
BALTI
(Mientras se levanta, dirigiéndose a la puerta)
¡Claro, no hay problema! Tú mándame un cheque y me pondré a ello enseguida, ¿vale?
Baltasar se marcha sin dar la opción a Vicenç Thomàs de responder a su oferta. El presidente balear se encuentra confuso, pero es consciente de que, ahora mismo, aceptar la ayuda de Picornell es su mejor alternativa.
Aunque jamás le haya respetado como político, quizás sí pueda hacerlo como obrero.