El hecho de ser “liberal progresistas” les coloca en el centro. Implica que pueden, o podrían, pactar con derecha y con izquierda indistintamente. Al menos ese era el discurso de Albert Rivera en 2015 cuando propugnaba que C’s era “un proyecto para transformar este país, no para romperlo”. El mismo discurso que hizo que C’s consiguiera 40 diputados en las elecciones generales de 20 de diciembre de 2015.
No hay duda que esa idea de transversalidad, de posibilidad de control a un bipartidismo anquilosado y, muchas veces, casposo y rancio; encandiló a muchos. Rivera se erigía como el líder de la estabilidad. El elegido para vigilar de cerca al gobierno de turno y evitar rocambolescas escenas ya vividas en el pasado. El elegido para seguir avanzando.
“Ciudadanos cumple y alcanza acuerdos en toda España”. Palabras de José Manuel Villegas, secretario general de C’s, nada más acceder a la web de la formación naranja. ¿Cumple? ¿Ciudadanos cumple? ¿Qué es lo que cumple exactamente, nos preguntamos atónitos?
Mucho nos tememos que el ego y el ser el más popular de la clase pesa más en la cúpula de Ciudadanos, que los valores que predican.
Cabe recordar que Rivera ya pactó con Sánchez. Lo hizo por el bloqueo político que vivía el país tras las elecciones de diciembre de 2015.
A pesar de ello, la relación entre ambos jamás fue buena y la negativa del socialista (con ese ya famosísimo “no es no”) a abstenerse y facilitar la investidura de Mariano Rajoy (PP) tras las elecciones de junio de 2016, separó aún más a ambos líderes.
Rivera acusaba, en ese momento, a Sánchez de bloquear el país con su postura férrea. Exactamente lo mismo que hace él en la actualidad.
Mucho ha llovido desde entonces, y posiblemente Rivera ya ni se acuerde de sus palabras. La realidad es que ha tenido en sus manos la posibilidad de dotar a este país de un gobierno progresista (recordemos la definición de Ciudadanos: partido liberal progresista, demócrata y constitucionalista) y sin embargo no lo ha hecho.
Los de C’s incluso se han atrevido a ir más allá y ya han avanzado que en septiembre su postura será la misma.
En septiembre los naranjas mantendrán su negativa frente a Sánchez. Así lo afirmaba Lorena Roldán, líder de C’s en Catalunya. Ni negociaciones, ni acercamiento de posturas ni un simple "lo pensaremos". No.
Entonces… ¿Para qué sirve Ciudadanos? ¿No era para desbloquear una política anquilosada? ¿No eran de centro, con posibilidad de pacto con unos y otros? ¿Qué ha cambiado para que se muestren tan reacios a facilitar un gobierno socialista?
Tenían la oportunidad de centrar un gobierno de pacto entre PSOE y Unidas Podemos. Podían dotar de estabilidad a todo un país. Ser la vigilancia constante a Sánchez, el aliento en su nuca...
Pero no. Han preferido seguir con la comba en el patio del cole un par de semanas más. Mientras tanto, nosotros, y otros muchos nos preguntamos… ¿Para qué sirve, entonces, Ciudadanos?
