El alcalde socialista de Palma, José Hila, ya ha ninguneado dos veces a su socio del gobierno municipal, Alberto Jarabo, de Podemos. Y aún no ha pasado ni un mes desde que firmaron su pacto.
Primero fue por la supuesta compra por parte del Ajuntament de Palma del solar de Son Busquets, ante lo que Jarabo declaró que Cort intentaría formalizarla y que Hila desmintió inmediatamente. Después, fue por el papel que debe desempeñar el gerente de la Empresa Funeraria Municipal, al que Jarabo quería traspasar todos los poderes ejecutivos y que, una vez más, Hila ha vetado.
Es vox populi en el Ajuntament de Palma que el alcalde Hila no traga al teniente de alcalde Jarabo. Además de sus diferencias ideológicas, Hila no le profesa al morado ningún tipo de ‘feeling’ positivo.
Una vez más, en nuestra sección de realidad ficcionada ‘Detrás del telón’, Susana Hernández recrea un hipotético encuentro entre nuestros protagonistas de hoy.
El alcalde de Palma, José Hila, avanza por las calles de la ciudad con paso ligero camino a su despacho, dónde ha solicitado reunirse con el teniente de alcalde, Alberto Jarabo.
Cuando está a tan solo un par de manzanas, su mujer, Mari Ángeles Fernández Valiente, le llama por teléfono.
HILA:
Cariño, ahora no puedo hablar. Tengo que…
MARI ÁNGELES:
(Interrumpiéndole)
¡¡¡José!!! ¡¿Cuántas veces tengo que decirte que, antes de irte a trabajar, tires todo lo que has manchado en el desayuno a la basura?!
HILA:
(Protesta)
¡Si lo he hecho!
MARI ÁNGELES:
Uy, sí, lo has hecho. Lo has hecho, ¡pero mal! ¿Cómo pretendes resolver el problema de las basuras en Palma si no sabes ni hacerlo en tu propia casa?
HILA:
Vale, cielo, perdona. Ahora tengo que irme, pero en cuanto vuelva te prometo que recogeré todo. El plástico al azul y el papel al verde.
MARI ÁNGELES:
(Furiosa)
¡Es el plástico al amarillo y el papel al azul!
HILA:
(Fingiendo que se corta la llamada)
Cariño… creo… no oigo… llamada… cortar… vemos… cena…
Hila cuelga la llamada y suspira aliviado.
Ya ha llegado al Ayuntamiento. Se dispone a entrar, pero un grupo de turistas, borrachos y descamisados, bloquean la entrada. Tras lograr rodearles, entre sudorosos empujones, al fin entra al edificio.
HILA:
¿Ha llegado ya Jarabo?
SECRETARIA:
(Sin levantar la vista de su teléfono móvil, mientras masca chicle)
Aún no.
HILA:
(Suplicante)
Consigue que venga, ¿vale? Dile que es urgente.
El alcalde tiene que esperar tres cuartos de hora, pero, finalmente, Alberto Jarabo entra en su despacho.
HILA:
(Servicial)
Buenos días, Alberto. Perdona que te moleste.
JARABO:
(Cortante)
Espero que sea importante. Me está esperando un coche oficial para ir a Canal4. Tengo una entrevista con Yolanda Hernández.
HILA:
Oh, no, no. Será rápido, lo prometo. Pero creo que debo decirte algo…
(Dubitativo)
Alberto, mira…
JARABO:
(Con aire chulesco, apremiándole con las manos)
¡Arranca, hombre! ¡Qué no tengo todo el día!
HILA:
(Cada vez más encogido sobre sí mismo)
Pues que… quizás son impresiones mías… pero tengo la impresión de que no me respetas lo suficiente…
JARABO:
(Impaciente)
¿Y para esto me has hecho venir?
HILA:
(Empequeñeciéndose conforme habla, volviéndose cada vez más inseguro)
Bueno… es que ya van dos veces en una semana. Primero declaras, sin consultarme, que el Ajuntament comprará Son Busquets. Luego, de nuevo sin consultarme, intentas delegar todos los poderes ejecutivos en el gerente de la Empresa Funeraria Municipal. Entiende que me sienta incómodo teniendo que ir siempre detrás de ti… arreglando cada cosa que haces…
JARABO:
(Despreocupado)
Pues no lo hagas.
HILA:
Ya, pero tampoco puedes ir haciendo lo que te de la gan…
(No termina la frase, temeroso)
Mira, solo creo que debería haber más comunicación entre nosotros.
JARABO:
(Con burla, soltando una risotada)
¿Más comunicación? ¿Qué somos? ¿Un matrimonio?
HILA:
(Titubeante)
Bu-bueno y-yo…
JARABO:
(Pone los ojos en blanco)
No tengo tiempo para esto, me esperan en Canal4.
HILA:
No te pongas así…
JARABO:
(Mirándole directamente)
Está bien. Soy tu teniente de alcalde, estoy a tu servicio y debo obedecerte. Lo capto. ¿Puedo irme ya?
Aunque la voz de Alberto Jarabo denota una clara ironía y, por supuesto, no expresa para nada ni sus pensamientos ni, al parecer, la propia realidad, José Hila no parece darse cuenta. En su lugar, se toma sus palabras como una victoria y asiente rápidamente.
José Hila le estrecha la mano a Alberto Jarabo numerosas veces, entre palabras de servicial agradecimiento, antes de que éste finalmente logre abandonar la sala.
JARABO:
(Saliendo del despacho de Hila, limpiándose en su chaqueta la mano que tanto le ha estrechado el alcalde)
¿Hila? Más bien, iluso.
Alberto Jarabo suelta una carcajada, riéndose de su propio chiste, y se dirige al exterior donde, efectivamente, un coche oficial espera para llevarle a su entrevista en el Parc Bit en Canal4 con Yolanda Hernández.