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El Camino de Santiago con los alumnos del colegio San Cayetano: la misa del peregrino

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El grupo conformado por los 33 alumnos y cinco monitores del Colegio San Cayetano de Palma finalmente ha llegado a Santiago de Compostela. 

Tras pasar la noche allí y tener algo de tiempo libre para visitar la ciudad, ha llegado la hora del momento culmen del viaje: la misa del peregrino. 

Esta celebración  se oficia todos los días en el altar mayor de la Catedral de Santiago a las 12:00 y es todo un símbolo de bienvenida ante la llegada de los peregrinos que, cada año, completan esta ruta espiritual. Se trata de un momento para dar las gracias a Dios por las experiencias vividas a lo largo de su travesía y por haber logrado alcanzar su meta.

Desde el alumnado y profesorado de San Cayetano, nos incluyen diferentes testimonios de lo que significa para ellos, a un nivel personal, la llegada a Santiago y la propia misa del peregrino:

“Al entrar a Santiago se siente mucha felicidad y mucha dedicación. Han sido muchos días de esfuerzo y ahora sentimos esa emoción de haber llegado a la meta del camino. Me gusta” – Luís Casasnovas, 3º de la ESO.

“Llegar a Santiago es emocionante y hacerlo acompañado por el grupo con el que has caminado y convivido supone una alegría mucho mayor. Ver la Catedral inmensa desde la enorme plaza del Obradoiro nos vuelve a recordar lo pequeños que somos ante Dios pero, a la vez, saber que podemos cuidarnos los unos a los otros y dar lo mejor de cada uno nos llena de felicidad y esperanza.” – Isabel García, profesora del colegio.

“Llegar a Santiago es una conjunción de sentimientos. La alegría de poder haber compartido el camino; la gratitud con Dios por la experiencia vivida; la satisfacción por haber logrado, con la ayuda de los compañeros de camino, afrontar las dificultades, vencer los cansancios y superarse a nosotros mismos; la comprensión de que para vivir en plenitud no hacen falta demasiadas cosas; el aprender a disfrutar del encuentro con la naturaleza; el afrontar dificultades propias, como el cansancio y el desánimo, y reconocer que siempre se puede un poco más; la gratitud frente a las pequeñas cosas… La nube que brinda sombra, el sorbo de agua que calma la sed, el ‘buen camino’ saludo que anima y alienta, la ducha que refresca y te devuelve la vida, las personas del albergue que te acogen, la cama en la que puedes descansar y, sobretodo; el encuentro y conocimiento de nuevas personas, las conversaciones, las risas, y los compañeros y compañeras del camino que se convierten en compañeros de vida. Y la comprensión de que en Santiago no termina el camino… sino que empieza la verdadera peregrinación.” – Padre Vladimir, responsable de la peregrinación.

Actualizado: 28 de julio de 2019 none

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