En la vista señalada este martes, su defensa y la Fiscalía han alcanzado un acuerdo que ha evitado la celebración del juicio, por el que el acusado ha asumido los tres delitos. Cuando el presidente del Tribunal le ha preguntado si estaba conforme con los hechos y la pena solicitada, el acusado ha contestado: "No me queda otra".
Además, cuando cumpla la pena de prisión, se le impondrá una medida de libertad vigilada por tiempo de diez años, no podrá acudir a locutorios y deberá asistir a un programa de terapia sexual. Tampoco podrá ejercer profesiones que conlleven contacto con menores durante un plazo de siete años, ni comunicarse con su hija o acercarse a ella durante ocho años.
A raíz de una investigación policial iniciada en agosto de 2016, el Grupo de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional de Baleares recibió un aviso de la organización americana Ncmec (Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados) y encontró una publicación en Facebook en la que se compartían cinco imágenes de pornografía infantil.
El acusado había publicado estas imágenes desde su propio perfil, que tenía vinculados un teléfono móvil y un correo electrónico. Posteriormente, la Policía registró su casa y se incautó de un ordenador, un disco duro, un pendrive y un móvil. En su interior, encontraron numerosos archivos de imagen y de vídeo de contenido pedófilo explícito, algunos de ellos con menores de corta edad.
La Policía también descubrió un grupo de Whatsapp creado para intercambiar pornografía infantil con otros usuarios, compuesto por 163 participantes. El acusado había compartido a través de esta red cuatro vídeos de pornografía infantil.
Entre estos archivos, la Policía encontró una docena de archivos de vídeo grabados por el acusado, en los que mantenía relaciones con su hija menor de edad.
El hombre le había dicho a la menor que aquella era la mejor forma de comprender los riesgos de mantener relaciones sexuales y que le serviría de práctica en el futuro sobre la mejor forma de hacerlo. También la convenció de que era normal que los padres tuvieran sexo con sus hijas y que no suponía ningún delito.