En menos de diez días de gobierno, Hila ya ha exhibido, muy orgulloso, en el balcón de Cort la bandera del Mallorca por su ascenso a Primera División y la bandera LGTBI que colgó ayer. Nada que decir de estas dos demostraciones de principios, mallorquinismo o reivindicaciones...
Sin embargo, Hila olvida que muchos de sus conciudadanos no son del Mallorca, o simplemente el fútbol no es una de sus prioridades. ¿Son estos motivos suficientes para que el alcalde no pueda celebrar el triunfo bermellón?
La misma lógica podría haber aplicado a la hora de decidir si llenar de ramas la fachada de Cort para celebrar el día del corpus christi. En este caso, Hila alegó que no todos los vecinos de Palma son católicos. Cierto, como que no todos son mallorquinistas.
Señor alcalde: si el ascenso del Mallorca o el retorno del Güell a Lluc a peu le alegran, nosotros también nos alegramos, pero que tanta bandera no le impida ver la suciedad de Palma, los atascos diarios, las carencias del transporte público, la falta de Policías Locales... Menos banderas y más trabajo.