Este procedimiento, mínimamente invasivo e indoloro, permite reducir el dolor postquirúrgico. “En lugar de extirpar la hemorroide con un bisturí, la secamos, cerramos el riego sanguíneo que llega hasta la hemorroide. Mediante una pequeña punción en la ingle localizamos, por medio de un catéter, las arterias que alimentan la hemorroide y la obstruimos con unas espirales metálicas que reducen el flujo sanguíneo, lo que provoca que se sequen. Con esta técnica conseguimos acortar el plazo de convalecencia y aumentar la calidad de vida del paciente” explica el Dr. Miguel Casares, Jefe de servicio de Radiodiagnóstico de Juaneda Hospitals.
La Embolización Arterial Rectal es actualmente la técnica más revolucionaria para el tratamiento de las hemorroides, un problema de salud que sufre más del 50 por ciento de la población, especialmente las personas mayores de 50 años.
Las hemorroides son unos cojinetes vasculoelásticos que almohadillan el canal anal, presentes en el 100 por cien de la población. El problema es cuando se trata de hemorroides patológicas, dilataciones provocadas por una congestión sanguínea que provoca un deslizamiento de su posición anatómica lo que condiciona la aparición de los primeros síntomas: sangrado rectal, prolapso, dolor, escape mucoso y problemas de la defecación, entre otros.
Para el Dr. Casares “se trata de un método poco agresivo que permite minimizar el dolor, reducir sensiblemente las complicaciones asociadas a la cirugía como el sangrado, o las curas diarias, y a la vez, conseguir mejores resultados. Además, al realizarse con anestesia local se reduce el estrés pre y post quirúrgico del paciente, siendo más cómodo y rápido”.
“otra de las ventajas para el paciente –afirma el doctor Miguel Casares- es que al no haber cirugía rectal se evita la posibilidad de traumatismo anorrectal, la aparición de fisuras, la estenosis o, incluso, la incontinencia posterior”.
Esta técnica está especialmente indicada para pacientes que presentan contraindicación o dificultades para la cirugía, como por ejemplo cierto grado de incontinencia fecal, que ya hayan sido sometidos a intervenciones anales previas o para pacientes con trastornos de la coagulación de la sangre.