Sin embargo, la Fiscalía pide al acusado una pena total de 21 años de cárcel por estos hechos que ocurrieron, al menos, entre 2003 y diciembre de 2017. El juicio ha tenido lugar este lunes en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Baleares.
Según ha explicado el procesado, desde que se casaron, su mujer "lo llevaba todo". "Ha comprado las casas que ha querido, los muebles, los coches, todo. Pasamos de un nivel económico bastante bueno a no tener un duro", ha remarcado.
Así, ha señalado que ella "siempre" le "compraba lo más caro" a uno de sus hijos y que se gastaba el dinero "en viajes". "Ahora he sabido que teníamos préstamos -tanto con entidades bancarias como con conocidos-" ha dicho.
En términos generales, ha negado todos los hechos. "Nunca en la vida", ha repetido como respuesta en las varias ocasiones en las que ha sido preguntado tanto por si les había amenazado, sometido a maltratos o a abusos.
Por otro lado, ha explicado que su mujer le menospreciaba con frecuencia por ser "de pueblo".
Por su parte, la víctima, su exmujer, ha relatado distintos episodios violentos. El primero de ellos cuando estaba embarazada de su hijo pequeño: le clavó una percha en la pierna. También ha explicado que la llegó a amenazar con un cuchillo y que, si en ese momento, no hubieran estado sus hijos "no estaría viva". "Lo físico era malo, pero el miedo y la tristeza eran lo peor", ha manifestado.
Asimismo, ha relatado que también los amenazaba de muerte: "Primero iré a por vosotros y vuestra madre sufrirá más. Luego nos decía que quemaría la casa y que se colgaría".
También ha señalado que tenía "una fijación" con manosearles por sorpresa. "Su mirada no solo era de humillación, era más libidinosa y sexual", ha dicho.
En otro sentido, la mujer ha explicado que el motivo de la denuncia no es económico. Respecto a los insultos, ella ha señalado que era la familia de él que se reía de ella por ser de "ciudad".
Al hombre, la Fiscalía también le pide una pena de privación al derecho de tener armas. Sobre esto, ha dicho que tenía unas escopetas de perdigones pero que no funcionaban y que "nunca en la vida" las ha usado para amenazar ni a su mujer ni a sus hijos.
Ella, por su lado, ha explicado que si bien con las escopetas no le amenazó sí dejaba un revólver en una cómoda para que ellos lo vieran y supieran a qué atenerse.
Según el escrito de la acusación, el acusado ejercía una actitud de dominación hacia su mujer, a la que insultaba, golpeaba y obligaba a mantener relaciones sexuales sin su consentimiento.
Asimismo, la acusación sostiene que el hombre aprovechaba los momentos a solas con sus hijos para someterles a tocamientos por encima y por debajo de la ropa.
El juicio, que ha empezado sobre las 10.00 horas, se ha prolongado hasta cerca de las 15.00 horas. Continuará este martes con el resto de la declaración de la víctima, que no ha podido terminar y debe contestar todavía a las preguntas de la abogada del acusado. Previsiblemente, después declararán sus hijos.