Para minimizar su impacto desde un abordaje multidisciplinar se ha presentado hoy en Madrid el “Comité para Una Vida Sin Dolor de Kern Pharma”. Se trata de una nueva entidad que reúne a expertos de distintos ámbitos relacionados con el dolor con el objetivo informar, concienciar y proporcionar herramientas útiles para tratarlo.
Según Manuel Garrido, director general de Kern Pharma, “con este proyecto pionero en España queremos estar más cerca de aquellos pacientes para los que el dolor supone un freno en su vida. Hemos querido contar con profesionales de primer nivel en todos los ámbitos para que, con su ayuda y nuestra experiencia como laboratorio referente en esta patología, podamos seguir cuidando de la salud y calidad de vida de las personas”.
El “Comité para Una Vida Sin Dolor de Kern Pharma” está formado por el Dr. Pedro Ibor, médico de Atención Primaria y coordinador nacional del Grupo de Trabajo de Dolor de SEMERGEN; la Dra. Maria Ángeles Canós, jefe de la Unidad del Dolor del Hospital La Fe de Valencia y vocal de la Sociedad Española del Dolor (SED); Alicia González, farmacéutica comunitaria y miembro del Grupo de Dolor en la Sociedad Española de Farmacéuticos Comunitarios y de Familia (SEFAC); Gemma Fernández, presidenta de la Asociación de Pacientes Sine Dolore; Javier Granda, periodista especializado en salud; y Esther Arroyo, actriz, modelo y presentadora de televisión, afectada por dolor crónico a raíz de un accidente de circulación.
Para el Dr. Pedro Ibor, presidente del Comité, “es imprescindible impulsar iniciativas como esta que posibiliten un abordaje transversal del dolor, ya que la atención del dolor es el eje de la atención primaria que es, a su vez, la puerta de entrada al sistema sanitario y en cuyo ámbito se resuelven el 80% de las consultas por dolor”. Además, ha destacado que “la colaboración con otras especialidades médicas como la rehabilitación y traumatología son esenciales, así como con los profesionales de la enfermería, que son una pieza clave para el seguimiento y detección del dolor, y con los psicólogos y trabajadores sociales. También es imprescindible la colaboración con las Unidades de Dolor en los casos más complejo, alrededor de un 10% del total, que necesitan una mayor atención”.
Por su parte, la Dra. M. Ángeles Canós, ha explicado durante su intervención que “a pesar de que España es uno de los pioneros en la creación de Unidades de Dolor, sigue siendo necesario dar un impulso al estudio y al tratamiento del dolor a todos los niveles, intra y extrahospitalarios, así como una mayor colaboración. El objetivo es que, entre todos, pacientes, autoridades sanitarias, sistema educativo y profesionales de la salud consigamos establecer una cultura sanitaria sobre el dolor y avanzar en un modelo adecuado que permita cambiar el curso de la enfermedad del dolor tan prevalente en toda la población general”.
Alicia González ha señalado la labor del farmacéutico como “imprescindible para ayudar a mejorar los resultados del tratamiento e identificar posibles problemas relacionados con la medicación”. Y ha añadido que “ desde una situación privilegiada por su mayor accesibilidad y cercanía con el paciente, los farmacéuticos comunitarios podemos identificar efectos adversos, interacciones, situaciones donde es precisa la derivación al médico, además de detectar problemas de adherencia y, en tal caso, poner en marcha estrategias para que los pacientes sigan correctamente los tratamientos prescritos por su médico”.
En este sentido, el Comité ha querido contar con Gemma Fernández, presidenta de la Asociación de pacientes Sine Dolore: “El dolor puede llegar a ser desesperante si no se trata adecuadamente. Por ello, pedimos que en los casos más complejos y que no se resuelven fácilmente, se facilite todavía más el acceso de los pacientes a las Unidades de Dolor, ya que muchos de ellos todavía desconocen esta posibilidad”.
Esther Arroyo, por su parte, ha vivido en primera persona lo que es sufrir un dolor intenso e incapacitante que le ha obligado a limitar su actividad profesional: “Los primeros años tras mi accidente fueron muy duros. Llegué a pensar que no conseguiría recuperar mi calidad de vida. Sin embargo, quiero dar las gracias a mis médicos, familiares y amigos, que me han cuidado y ayudado para ir mejorando año tras año. Quiero aconsejar a todos los pacientes que sufren dolor que no desistan y busquen ayuda profesional, incluida la ayuda psicológica, porque a menudo con el dolor se te olvida lo importante que es una actitud mental positiva para superarlo”.