El Partido Popular ha caído a lo más bajo. Nunca había sufrido una derrota tan sangrante. La desafección ciudadana ha sido estruendosa y estentórea. Y todo esto ha sido por culpa suya, señor Rajoy. Por su propia tóxica responsabilidad y la de su coro de palmeros genuflexos, de sus sorayas y cospedales que, poco a poco, paso a paso, sin descanso ni sosiego, han ido destruyendo sin piedad ni contrición hasta su patética realidad actual al partido político con más afiliados de España y que atesoró más votos que nadie en las elecciones próximas pasadas. Todo un logro caer desde lo más alto a abajo del todo. Sólo un incapaz como usted, con el respaldo de otros tan incapaces como usted, podía conseguirlo.
No somos nosotros adivinos. No nos ganamos la vida con eso, pero en el ya lejano 24 de febrero de 2014 le dedicamos una carta editorial (publicada en Carta al Presidente, Editoriales de Ciutat.es 2012-2014, página 231) en que le advertíamos que estaba usted cavando la fosa del PP. Y así ha sido.
Ya en su momento tuvo usted dos posibilidades. Una mala y otra peor. Y optó usted por la peor. Podría haber dimitido y habríamos ido a elecciones ya en ese momento. Si no dimitía usted, tal y como hizo, accedía inmediatamente Pedro Sánchez al Gobierno.
Por si no fuera suficiente haber elegido la peor de las opciones, además, decidió hacerlo de la forma más torpe que se pueda recordar. Dejando a Soraya Sáenz de Santamaría enfrentándose a la moción de censura que le hacían a usted. Buscó absurdo refugio en un restaurante cercano a la Puerta de Alcalá para que pasaran las horas. Ahogó las penas, o las dudas o las lágrimas o las alegrías (solo usted lo sabe) en algo más que agua a tenor de su aspecto tras ocho horas auto-recluído tras su plantón al Congreso.
Sinceramente, señor Rajoy: Esa imagen de un presidente titubeante, desnortado, que no asume sus responsabilidades y prefiere ir al bar no es de recibo para ningún país avanzado que se precie.
De aquellos polvos, estos lodos. De las promesas falsas con las que engatusó a la ciudadanía a la huida despavorida de votantes populares a otras opciones políticas. De los incumplimientos que defraudaron a emprendedores, empresarios y autónomos a los apoyos perdidos de las elecciones de ayer. Del menfotismo de pasar olímpicamente de ni siquiera intentar solucionar los grandes problemas que afligían a España a cosechar este rechazo generalizado. De entender la gobernanza del país como el fumarse un puro sentado en el sofá leyendo el Marca a dejar el Partido Popular, su Partido Popular, convertido en un auténtico solar. Sólo con cascotes y piedras de derribo.
La razón de la debacle electoral de este domingo del Partido Popular está muy clara, no hay que ser ningún lince para verla: los españoles han dejado de creer en él. Ya no confían en sus dirigentes, candidatos, portavoces ni representantes. El PP ya no es un partido creíble. Oyes lo que te dicen, y lo pones en cuarentena, no te lo crees y desconfías. ¿Por qué? Porque usted y los suyos, señor Rajoy, ya nos han engañado muchas veces. Demasiadas.
El hecho de que apareciera usted en plena campaña en Pontevedra no hizo ningún favor a los suyos. Craso error de cálculo señores del Partido Popular. No procedía en ese momento rescatar determinados cadáveres ya hediondos, ni aunque fuese en Pontevedra.
La reconstrucción será difícil, complicada y extenuante. Y para afrontarla solo hay un camino: decirlo alto y claro, sin tejemanejes ni palabras fatuas. Expresarlo con convicción y valentía: Rajoy ha destruido al Partido Popular y debe ser borrado de su historia. Rajoy ha sido un cáncer que ha carcomido las esencias del partido de la civilidad, del esfuerzo personal, de la libertad por encima de las imposiciones estatistas.
España, el país, necesita una opción de centro derecha europea. El Partido Popular ha dejado de serlo y otros aspiran a ocupar este puesto. Y todo ello, señor Rajoy, porque usted ha destruido los cimientos de la credibilidad social que costó tantos años construir.
Pues no es ningún secreto que VOX está en absoluto auge gracias a su ineptitud por mantener un partido de referencia como lo que era: el primero en nuestro país. VOX, y Ciudadanos también. Ambos dos le están comiendo el terreno a los azules, a sus azules. Y se lo comen por los pies, con descaro y sin complejos. Tal y como usted y su nefasta gestión favorecieron.
Señor Rajoy:
Usted ha asesinado al Partido Popular. Y sus víctimas, el propio PP, deben desligarse de usted e intentar, si pueden, levantarse y reemprender el camino. Pero eso solo será posible si renuncian a usted para siempre. Para siempre como se renuncia a un tumor que amenaza tu supervivencia. Y es que solo con la extirpación radical de todo aquello que te mata puedes finalmente sobrevivir.
Eso es lo que debe y tiene que hacer ahora el Partido Popular: extirpar a Rajoy y a todo lo que Rajoy significa, incluyendo todos los lameculos que optan a eternizarse en instituciones y parlamentos.
Señor Rajoy:
Lo ha conseguido usted. Ha destruido al Partido Popular. Ahora solamente debemos esperar a que las víctimas que han sobrevivido a la debacle sean, por una vez, conscientes de su responsabilidad y con valentía y determinación se deshagan para siempre de usted. Para siempre, señor Rajoy.
Adiós y no vuelva.