Lo explica el doctor Manuel Tomás Barberán, coordinador y jefe del servicio de Otorrinolaringología Grupo Juaneda, con sede en Clínica Juaneda y en el que pasa consulta un prestigioso equipo.
¿Qué circunstancias relacionadas con un mal funcionamiento nasal pueden incidir negativamente sobre el sueño? El doctor Tomás resalta el papel determinante de la respiración durante el sueño y todos aquellos problemas y disfunciones que pueden llevar a alterarlo y a generar daños colaterales:
“Más del 30% de los españoles son alérgicos. La forma de la nariz y su anatomía interna, así como su respuesta a alérgenos y a otros tipos de estímulos pueden ser determinantes y condicionar la calidad de la respiración del paciente, algo que se manifiesta por ejemplo en tener que dormir con la boca abierta. Esa necesidad de dormir con la boca abierta —continúa— supone una incomodidad, pero al tiempo deriva en que el paciente acabe roncando, que es otro de los problema que vemos habitualmente en la consulta, algo que lleva a que muchas parejas duerman separadas… y también a problemas de salud”.
“Tras la aparición de ronquidos durante el sueño hay casi siempre un problema nasal: al respirar mal se duerme con la boca abierta y paulatinamente el paladar y la campanilla se elongan. Viendo el interior de la boca del paciente y observando esos elementos se le puede decir si ronca, aunque él no lo sepa”.
El especialista destaca que no se trata solo de un problema social, que puede tener mayor impacto psicológico, en función también de la edad y de las circunstancias de la persona: “Roncar no es solo un problema con la pareja. Quien ronca descansa peor, hace más esfuerzo para dormir. Esto es especialmente dramático en los niños. Cuando un niño ronca probablemente haya un problema mayor: un 3% de los niños tiene un cuadro de apneas nocturnas, se ahogan mientras duermen”.
En el caso de los pacientes alérgicos se puede solucionar el problema mediante un tratamiento antialérgico, “pero también es posible aplicar un tratamiento de radiofrecuencia de cornetes, logrando reducir por ese procedimiento su tamaño y facilitando de ese modo que pase mejor el aire”, destaca el Dr. Tomás.
Y añade: “La radiofrecuencia de cornetes es un procedimiento sencillo, se hace en la consulta y ya desde los 10 años de edad. La mejoría es espectacular: se duerme con la boca cerrada, se reducen los síntomas de la alergia, los resfriados no duran 15 días… son ventajas en calidad de vida y en salud”.
Es por ello que el especialista Juaneda aconseja acudir al médico si se tiene conocimiento de estar sufriendo estos problemas. En ocasiones se podrá efectuar un tratamiento médico, en otras una intervención quirúrgica que modifique la forma de la nariz, en otras la radiofrecuencia.
Aunque es mejor prevenir. “Con los años terminamos todos roncando, pero un manejo temprano evitará que el paciente acabe siendo un roncador crónico, si no es que haya otros factores determinantes, como la forma de la cabeza. El problema tiene más impacto cuanto más joven es quien ronca”.
“Y no es solo —insiste Tomás— una cuestión de que dé vergüenza o moleste a la pareja. El roncador duerme mal. Si por la mañana el paciente se quedaría un rato más en la cama, fuera de cierta pereza, probablemente en la mayoría de los casos es porque ha descansado mal y eso sea por roncar”.
El buen estado del aparato respiratorio es básico: “Tras un problema de descanso probablemente haya un problema nasal o de orofaringe, como tener las amígdalas muy grandes. Muchos niños pequeños no es que ronquen como el abuelo, es que además sudan, haciendo un gran esfuerzo mientras duermen”.